Rodrigo Cortés entra en el terror con 'Blackwood',una "experiencia sensorial"

EFE | El director de "Buried", Rodrigo Cortés, se mete de lleno en el cine de terror en su nuevo filme, "Blackwood", una adaptación de una novela clásica para adolescentes que cuenta con Uma Thurman en el reparto y que pretende ser "una experiencia sensorial". Se trata, explica en una entrevista con Efe, de "expresar, no solo a través del texto, sino de la luz, del sonido y de la música un mundo que debía definir una experiencia sensorial", algo que han hecho cineastas como Roman Polanski, Peter Weir o Nicholas Roeg.
Una elevación intelectual que Cortés en "Blackwood" a través de la historia de estas cinco chicas que no se conocen entre sí y que acaban conviviendo en un estricto internado como única salida a sus conflictivas vidas.
Una película basada en un cuento de Lois Duncan -autora también de "Sé lo que hicisteis el último verano"- que "era una historia de fantasmas para que las jovencitas estadounidenses vivieran sus primeros terrores".
"Es verdad que se adscribe a claves genéricas, pero al final las acaba pervirtiendo; de alguna manera -apunta Cortés- hay una película que emerge de la primera y que empieza a infectarla y a devorarla".
Protesta el director español del concepto de "cine de encargo" que "alegremente", dice, circula a modo de explicación sobre películas que, como esta, parten de un proyecto de un estudio interesado en dar "la mirada personal" de un director.
Así, explica que recibió "un borrador muy seminal que no estaba cerrado" de una novela de los años 70 que "hoy casi parece infantil y que leyó a los diez años Stephanie Meyer", la productora y conocida creadora de la saga "Twilight", a la que "se le quedó grabada en el subconsciente".
"Cuarenta años después, Meyer entendió que necesitaba un director que lo llevase a un terreno completamente distinto", añade. Y el espacio en el que se movió Cortés fue el terror.
Se contrató a Chris Sparlin, el guionista de "Buried", la cinta que en 2010 lanzó internacionalmente al director, en la que el actor Ryan Reynolds permanecía 90 minutos dentro de un ataúd.
Y se impusieron algunas normas, como "aportar la mayor elegancia posible a la narración, precisamente para no tratar a ningún potencial espectador adolescente con condescendencia".
"No está dirigida a él, pero no le protege, le habla de tú a tú y se permite ser despiadada con él".
En 2012 rodó "Red Lights" con Robert de Niro, Cillian Murphy, Elisabeth Olsen y Sigourney Weaver. Ahora es Uma Thurman la "musa" terrorífica que ilumina "Blackwood" con su personaje de directora del centro, Madame Duret.
"Trabajar con grandísimos actores es más fácil, son mejores, aportan más verdad y más organicidad a la escena. Uma es capaz de modelar las palabras hasta modelar pureza con ellas, y de llegar a sitios muy distintos a partir de ajustes mínimos.
Además, tiene el carácter de un taxista neoyorquino. Es muy franca y resulta muy fácil trabajar con ella". Sobre su personaje explica que "no es la villana típica sino que comprendemos las motivaciones de sus actos, ella no se levanta cada día para hacer el mal, sino que tiene objetivos teóricamente deseables y con un reverso positivo".
"Pero ningún gran logro que no se sostenga en el esfuerzo y en el sacrificio queda sin precio", advierte Cortés: "Todo tiene que pagarse y a veces el precio es uno mismo".
Concede que le ha salido una cinta de género, que podrá verse desde mañana en las salas españolas y en dos semanas en las estadounidenses.
Sobre todo, dice, "porque el género tiene una capacidad poderosísima, por encima del cine social, de comentar la realidad y puede convertir conflictos internos en amenazas externas".
Una curiosidad: ni existe la mansión ni sus interiores, que fueron diseñados en platós en España.
"Se construyó todo, desde el vestíbulo de dos plantas o la sala de baile con la gran cúpula hasta el último dosel de la cama o pomo de puerta", apunta, orgulloso.