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Michael Cheika, "conectado" para conducir a Los Pumas a la gloria en el Mundial

01 de septiembre de 2023

Argentina avanza tranquilamente rumbo al Mundial de Francia-2023, sin levantar olas, sin ser considerada favorita.

Los Pumas afirman haber experimentado una transformación desde hace 18 meses bajo la influencia de Michael Cheika, un entrenador aventurero, querido por sus jugadores, consciente de que en el pasado ha sabido transformar a los outsiders en campeones.

Cheika lo admitió recientemente: ni siquiera conoce el puesto en el ránking de Argentina en el World Rugby (sexto a finales de agosto). Los Pumas, ¿no lejos pero no tan cerca? En cualquier caso, no se le escapa que ha cultivado una cierta tendencia a liderar "equipos que sufren pérdidas de balón".

En Leinster, histórico segundo en el rugby de Irlanda detrás del Munster, Cheika consiguió su primera Copa de Europa en 2009. A los australianos Waratahs los llevó a ganar el Super Rugby en 2014, título que perseguían desde hacía 18 años. Y a los Wallabies, que los tomó cuando estaban a la deriva, los condujo al título del Rugby Championship en 2015 y a la final del Mundial de 2015. Sin embargo, había tenido entre 2010 y 2012 un paso más complicado en el Stade Français.

- Cheika "conectado" -

¿Su marca registrada? Una "conexión", proximidad pero no exenta de autoridad, con los jugadores, la comprensión de lo que son o pueden ser.

Desde George Smith hasta Brian O'Driscoll o Felipe Contepomi (ahora su ayudante), muchos de los grandes jugadores que trabajaron con él describieron a Cheika, de 56 años, como un buen entrenador y un buen tipo. Que sabe escuchar y hablar.

Esta flexibilidad se debe quizás a su vida de trotamundos del rugby. Cheika, hijo de inmigrantes libaneses en Australia, políglota, jugó en ese país, en Francia (CASG París), en Italia (Livorno), en Irlanda y en Japón, sin olvidar su participación en el XIII nacional del Líbano.

Carácter atípico de este exmacizo octavo, que como jugador no tuvo un gran brillo. Pero a quien le fue bien en los negocios y debido a ello nunca se había proyectado como entrenador a tiempo completo. Hasta que David Campese, un buen día en 1999, le ofreció venir a probar suerte en Padua, su antiguo club.

"¿En el norte de Italia, cerca de Venecia? Me pareció una gran idea para unas vacaciones...", se ríe Cheika, quién ahora admite amar "el aspecto táctico, construir un equipo, de poder volver a armarlo".

Reconociendo, en retrospectiva, que llevar a los jugadores (como en Leinster, o en los Waratahs) "a lograr cosas que nunca antes habían logrado son momentos muy gratificantes, muy fuertes (...) es bastante adictivo", explicó recientemente al podcast australiano GBR.

En Los Pumas, desorientados por dos años de dispersión ligada al covid, privados de competir en los Jaguares, Cheika, que los conocía un poco, buscó reencontrarse y apoyarse en su pasión legendaria: "¡No quiero que dejen de ser argentinos!" Aportando un toque de control, o de variedad, a una agresividad innegociable.

"Tengo suerte de tener dos bandos", explicó el australiano-libanés a su llegada. "Uno latino y emotivo, el otro más anglosajón y frío. La clave es aplicar cada uno en el momento adecuado. Los argentinos tienen ese lado emocional que pretendo que mantengan, es parte de su identidad. Cuándo y cómo usarlo sabiamente es la clave para convertirlo en un arma decisiva".

El puma tercera linea Santiago Grondona, sostuvo que Cheika "nos trajo confianza nos fue brindando mucha confianza".

"El equipo está cada día más arriba, está más sólido. Michel tuvo mucho que ver con eso", dijo Grondona a la AFP.

- La confianza, clave -

Y para "llevarlos a un lugar en el que nunca han estado antes": escucha golpes contra personas supuestamente más fuertes que tú, hasta que esos niveles se conviertan en algo habitual, hasta llegar a la cima.

"Con toda humildad, nuestro objetivo en el Mundial es llegar al 28 de octubre (a la final) y ganarla".

"Michael trabajó con nosotros mentalmente transmitiéndonos confianza, la noción de que tenemos un gran equipo, grandes jugadores", declaró el centro Matías Moroni, que jugará su tercer Mundial.

"Comenzó a mostrarnos que si queremos, podemos".

Y, de hecho, los Pumas pudieron. En 18 meses bajo el liderazgo de Cheika, lograron hazañas "históricas": victoria sobre los All Blacks en Nueva Zelanda (agosto de 2022), sobre Inglaterra en Twickenham (noviembre de 2022), sobre los Wallabies en Australia (julio de 2023).

Éxitos a menudo puestos en perspectiva por un mal desempeño en el proceso, una inconsistencia, pero que infundió en Los Pumas la sensación de que "pueden vencer a cualquiera", asegura a la AFP el tercera línea Santiago Grondona.

Estar en un Grupo D muy abierto, con Inglaterra vulnerable como pocas veces, no habrá dañado esta confianza.

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