Opinión

Para una mayor madurez ética

23 de septiembre de 2020

Ya desde hace ya casi un año, los ciudadanos de este país, nos hemos prácticamente acostumbrado a un escándalo, mínimo por semana, de algún funcionario del aparato gubernamental. Ya sea de alta gerencia, mandos medios o simplemente de estructura base.

El detalle es que, de una u otra forma, se está dando la inadecuada práctica de conductas no apropiadas, ni mucho menos ejemplares, por parte de algún funcionario público.

En atención a lo expuesto, es importante mencionar que, durante mucho tiempo, ética y organización han sido conceptos que se han movido en planos de la realidad distintos. La ética se ha vinculado con lo que cada uno cree que está bien o mal.

Otros la definieron como un modo de ser, de estar y de actuar ante la realidad circundante. O incluso, como el arte de hacer las cosas bien desde todos los puntos de vista posibles.

Un organismo, por el contrario, se ha concebido como un ente objetivo, siendo una institución ligada al beneficio y, por tanto, que requiere de criterios económicos y no morales. Hoy en día, la situación ha evolucionado. Congresos, conferencias o medios de comunicación se ocupan de unir las palabras ética y gobierno, en concreto al hablar de la ética gubernamental.

Por lo tanto, se hace imperativo, exigir que la actuación pública de cualquier funcionario panameño, independientemente del cargo que ocupe dentro del engranaje del aparato gubernamental, debe siempre conducirse con honradez, rectitud, sobriedad, transparencia, honestidad, integridad moral, lealtad, cooperación, austeridad, sin ostentación, con respeto y sobretodo con una clara orientación al interés público.  

* La autora es Licenciada. en Administración Gerencial de Recursos Humanos, con formación profesional en Psicología General y Diplomada en Sistema de Gestión del Talento Humano basado en Competencias Laborales. 
 

Larissa A. Quintero 
[email protected]
 

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR