Opinión

El personaje “La mil usos” y el suicidio

07 de enero de 2021

Cuando estudiaba en la Universidad de México, conocí centenares de personas. Mi foto de graduación en la sala de mi casa tiene 175 personas. Entre tanta gente, tuve amistades más llegadas que otras.

Hoy hablaré de 3 personas muy peculiares: “La Mil Usos” apodada así, porque traía en su gran bolsa, de todo, para el que lo necesitara. “Se me ensució el zapato”, “aquí tengo líquido de tu color”, decía la “Mil Usos”. “Se me rompió un arete se quejaba alguna”;  ella sacaba un par de su gran bolsa, que prestaba para atender esa situación.

“Se me rompió la blusa ( la Mil Usos sacaba aguja e hilo del mismo color), “Se me rompió el tacón” y ella , traía zapatos bajos, para prestar. Yo vivía en una casa de huéspedes, y un día las domésticas, asustadísimas, me dijeron: “Vino una loca, haciendo desastres, dice que es amiga suya, no nos quiso decir su nombre” Mientras comía, llegó ella, y las empleadas me hacían señas, “¡ella es, la loca!”.

Me levanté a saludarla y me desconoció, era “La Mil Usos”, que entró a la cocina y comenzó a echarle tierra de las macetas a  la comida, ante los ojos estupefactos de las criadas, que me decían bajito, “esta es la loca!!, y yo no podía creer lo que veía.

Sonó el teléfono y era la mamá de ella, “¿Silvia está ahí?”, porque se volvió loca . La retuve, hasta que vinieron por ella y terminó en el Manicomio, hasta que se suicidó. Sarita era tímida, hermosa y hebrea. En nuestro “Psicogrupo”, de 5 personas hacía con nosotros, los trabajos de investigación  complicados.

El último que hizo (no había computadoras) tuvo la idea loca de subrayar TODAS LAS 25 PÁGINAS. Cuando lo entregó, las fieras de   mi grupo se la tragaron con improperios y al día siguiente la dulce Sarita se suicidó, lanzándose de la azotea de su edificio, con la carga de conciencia que nos quedó a todos por reclamarle.

El 3ero fue Eduardo, super amigo, que vivía con su mamá y su tía, que lo sobreprotegían. Un buen día, nos confesó que le atraían los hombres y que era homosexual. Nos dejó muy asombrados a sus otros 4 amigos, y lo aconsejamos, le dimos terapia estudiantil de psicólogos, pero sus dos madres, cada una más religiosa y cerrada que la otra, le hicieron sentir muy mal. A la semana se suicidó con veneno para ratas.  

En el ser humano coexisten dos tendencias: La biofilia, que es el instinto por la vida, por construirse, por superarse, por buscar el lugar en el mundo, donde se sienta bien, haciendo lo que le da placer y alegría; y necrofilia,  que producto de una educación hostigante, excesivamente  rígida y que no admite  intentos de felicidad, de nuevas experiencias; sino de culpa, de azotarse (metafóricamente), por cometer errores; hacia la perfección , los convierte  en personas, que buscan las dificultades, los problemas, las situaciones difíciles, como razón de existir.

Pero no como retos, sino como penurias, por las que hay que pasar, para sentirse útiles a la vida y tener contentos a los que los rodean, excepto a él mismo.  Su  complacencia  a otros parece ser su razón de existir.

Procuremos ser amplios, comprensivos, con la capacidad de ver las cosas desde otro punto de vista (aunque nos cueste trabajo), en una  actitud biofílica  (de vida, logro, satisfacción y adecuación a lo que nos hace verdaderamente felices), en vez de necrofílica (haciendo cosas que no nos producen placer, por complacer a otros y ayudarlos a ser felices, olvidándome que existo yo).

Estas tres bellas personas que en verdad fueron allegadas a mi vida estudiantil, Eduardo, Sarita y “La Mil Usos”, son claros ejemplos de sobreprotección, sentimiento de culpa, falta de aceptación como eres y la necesitad compulsiva que tenía la “Mil usos” de complacer a todos, sin que lográramos saber (además de resolver problemas ajenos) qué es lo que quería para ella misma. Por eso se suicidaron.

 

 Alfredo A. Arango
Psicólogo, Docente y Escritor
[email protected]
 

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