Opinión

Un saludo a mis ángeles blancos

12 de mayo de 2021

Todos los años se celebra el Día de las Enfermeras, renovando un homenaje a su abnegada eficiencia en la atención a los pacientes.

Pero en la actual batalla mundial contra el Corona Virus 19,  el Día de las Enfermeras tiene una significación profundamente humana que excede el marco de una ceremonia más.

Gracias a las vacunaciones que nos inoculan las damas de blanco, gracias a su participación valiosísima, gracias a la dimensión de su entrega en el más despiadado combate que han puesto en peligro la salud de miles de panameños y panameñas, quizás hay que cambiarle el nombre al Día de la Enfermera y ponerle otro que testimonie el reconocimiento nacional a su labor inconmensurable en defensa de nuestra  salud.

Han arriesgado su vida, en cumplimiento de un desafío que  más que nunca puso a prueba su capacidad científica y sentido humanístico. Con pulso firme, sin perder la serenidad, atendieron a estos pacientes en salas y cuidados intensivos, inyectaron las dosis de millares de vacunas, desde los corregimientos más poblados y los más pequeños y humildes rincones del istmo, desde Chiriquí, Bocas del Toro, hasta las provincias centrales, la ciudad capital, las comarcas inaccesibles, Darién y sus parajes selváticos, en fin han recorrido nuestra geografía con valentía y fuerzas que sólo Dios les ha dado.

Los adultos mayores reconocieron y reconocen en declaraciones a los medios de comunicación cuán agradecidos están a la eficiencia y respeto a los abuelos, por parte  de las enfermeras que las vacunaron en  los procesos de inmunización organizados admirablemente dentro de los protocolos de salud por las autoridades de salud. Con férrea disciplina de combatientes de la salud trabajan sin desmayo, infatigablemente, dando ejemplo de lealtad y estoicismo a su juramento  ante Dios y la Nación.

Panamá ha dado una lección al mundo entero en las campañas de vacunación gracias a la inclaudicable misión de las enfermeras. Es el momento de tributarle un homenaje colectivo, silencioso en hospitales, las clínicas de salud, domicilios de atención, hoteles, centros de cuidado intensivo; homenaje patriótico o de los que vivimos bajo  el sol panameño, a las heroicas damas de blanco que no titubearon en protegernos, arriesgando su propia protección, a ellas y ellos, enfermeras-enfermeros, nuestra gratitud eterna.

 

 

Por la Dra. Tita Méndez- Abogada-periodista.

 

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