Opinión

¿Y cuándo vamos a invertir en la historia?

02 de agosto de 2021

La restauración y preservación de los sitios históricos es un trabajo arduo que representa la inversión de altas sumas de dinero, desembolsos que algunos estados y empresas privadas prefieren ahorrarse para evitar pérdidas económicas.

Además de los miles de millones que se deben invertir en estos testigos mudos de la historia, existe la necesidad de destinar capital financiero a la educación cultural sobre la importancia de preservar el patrimonio estructural, principalmente con el que se convive a diario.

Un ciudadano común que no conoce sobre la relevancia de un viejo caserón nunca va a comprender por qué se invierten millones en restaurarlo, en cambio va a pensar que es una pérdida de dinero que pudo ser dirigido a otros asuntos que considere crucial.

En las últimas semanas algunos residentes de Colón se han alzado en favor de la demolición de una vieja estructura, la cual catalogaban como una guarida de maleantes debido a que en efecto ha servido como albergue para personas del mal vivir. Resulta hasta irónico que en el pasado sí era legalmente una guarida de ladrones, y es que se trataba de la antigua cárcel que albergó al abogado liberal Pedro Prestán.

Es bastante comprensible que el ciudadano normal no conozca ni comprenda las leyes que se rompen al no darle el trato regulado que estas estructuras se merecen.

Sin embargo, resulta inadmisible y vergonzoso que sean las propias autoridades las que orquesten estas demoliciones en flagrante ignorancia y que, muy probablemente, no van a enfrentar consecuencias legales.   
* Periodista. 

Gina Arias Rivera
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