Opinión

Una crisis migratoria

02 de agosto de 2021

Al acentuarse la situación migratoria en la frontera entre Panamá y Colombia surge un peligro para nuestro país, que podría agudizar el problema, ya que según las estadísticas hasta el pasado mes de julio en la provincia del Darién se estima que están varados 1,300 migrantes, y en la provincia de Chiriquí, 1,032, siendo el 50%  haitianos, y un porcentaje un poco más pequeño cubanos, y de otras nacionalidades.

Tal problema no es nuevo en nuestras fronteras, pero tras la crisis socioeconómica y política que vienen atravesando países, como Haití, Cuba, Colombia y Venezuela, la situación pone en un estado de alerta a las autoridades panameñas, que han tenido que cerrar el paso fronterizo en Darién y Chiriquí, y redoblar las medidas sanitarias por la pandemia.

Panamá sigue prestando la ayuda humanitaria a estos grupos, pero ahora se genera una luz roja, porque en un pequeño pueblo de Colombia, Necocli, hay 10 mil migrantes en su mayoría haitianos, esto es preocupante por la aglomeración existente ante un posible brote del contagio de Covid-19, pero el objetivo de ellos es entrar al tapón de Darién, llegar a Panamá con destino a los Estados Unidos o Canadá.

Hay información que entre las autoridades gubernamentales de Panamá, Colombia y Costa Rica, se han realizado reuniones bilaterales, con el propósito de establecer acuerdos y enfrentar la crisis migratoria que tiende agudizarse, afectando a los países involucrados, por lo cual hay que encontrar una pronta solución.

Nuestro país ha tenido que reforzar la vigilancia en las fronteras , por la actividad de los llamados “coyotes” que ante el deseo de estas personas de salir de sus países por mejores días son víctimas de quienes les cobran altas sumas de dinero por la travesía en la cordillera del Tapón del Darién hasta llegar a Panamá. En algunos casos fallecen en este intento, por lo que consideramos que se asoma una crisis migratoria, en medio de la pandemia.

 

Víctor De La Hoz
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