Opinión

Buenas y malas experiencias

13 de septiembre de 2021

Ha escuchado que los servicios de salud pública son pésimos, que no hay medicinas, que el personal de atención  es grosero, que no hay citas y un listado de muchas otras  cosas en críticas a los hospitales, centros y policlínicas del país,  esto es una realidad, pero no en todos los casos. 

Recientemente he requerido utilizar en varias ocasiones los servicios de atención pública y vivirlo en carne propia, como se dice, es muy distinto estar afuera y escuchar solo lo que se comenta. 

En una de mis visitas por una “urgencia” para mí, pero a criterio médico parece no lo era, me tocó esperar que el único especialista que estaba atendiendo en emergencias tomara su almuerzo y luego atendiera nuestra situación, y no es que piense que esa persona no tiene derecho a comer, pero creo son cosas que deben contemplar en un lugar como estos, la consulta no debe quedar sola, se debería tener a otra persona, pero ya esto  entra en otro asunto, quizás en ese lugar hace falta personal, puede ser el caso, tampoco mi intención es juzgar sin saber de fondo la realidad. 

En otro caso, me fue de lo mejor, o mejor dicho siempre me va de maravillas, puedo decir que la atención en el Hospital del Niño merece aplausos y halagos, tienen un personal desde que entras en la puerta que te atiende con mucha amabilidad, pareciera que cada especialista se desvive por su paciente o así lo es. Cada uno responde a lo que necesitas, puntuales, con vocación y hasta están pendientes que no salgas del lugar sin ser atendida alguna de tus inquietudes. Hasta el personal de aseo te atiende tus dudas,  si se da el caso, están todos alineados.   Esta es mi experiencia, quizás a todos no les vaya igual, talvez no todos los días tampoco sean iguales, pero lo cierto es que hay que ser balanceados y  reconocer que no todo está perdido en el servicio que brindan en las instalaciones de salud pública. 

Thaylin Jiménez
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*La autora es periodista de Metro Libre

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