Opinión

De la apariencia a los hechos

11 de agosto de 2022

La disyuntiva que se presenta es si, después de un mes y varios días de huelgas, bloqueos y discursos, existe en las organizaciones populares, interés real por respuestas a sus demandas, o si la coyuntura es para ellos, tan solo una rampa de exhibición y lanzamientos. ¿Por qué se oponen a la incorporación de nuevos sectores ala Mesa Única?

A estas alturas, nadie duda de la disposición del gobierno por responder de la mejor manera a las exigencias de estos movimientos, por llegar a acuerdos serios. Desde los primeros puntos de la agenda de los huelguistas: llámese canasta básica familiar, precio del combustible y 6% del PIB para la educación, ¡en todo! el gobierno no solo dio respuesta, sino que puso a disposición de los huelguistas información pormenorizada a través de un cuerpo ministerial y técnico, que difícilmente hayan encontrado en otra etapa de la historia.

Pareciera que la Mesa Única ha entrado en un diálogo de sordos, donde los huelguistas apuestan por imponerle, ya no al gobierno sino a la sociedad, decisiones que en ninguna parte del planeta poseen manufactura unilateral.

Podría pensarse que a tenor de la crisis por la que pasa el sistema, creen haber encontrado el punto para medir y arrancar concesiones verdaderamente exóticas.

En lugar de acuerdos, los representantes del movimiento popular parecen arrastrar al gobierno a un punto de quiebre, que en lugar de respuesta lo lleve a definiciones absurdas, o en el menor de los casos les proporcione créditos para la venidera campaña electoral.

El problema estriba en que, una cosa es el dialogo con el gobierno y otra la imposición de definiciones a una sociedad que mira con reservas las verdaderas intenciones de un diálogo donde el gobierno ha cumplido con todo lo que se le ha pedido, pero en el que van apareciendo de manera irresponsable, nuevas peticiones. 

En lugar de diálogo lo que se va perfilando es un juego peligroso en el que, sin duda alguna, en cualquier momento van a parecer otros actores, quizás menos pacientes que el gobierno. 

¿Qué mas se le puede pedir a la administración Cortizo? Lo que la sociedad debe saber es que temas como el de la electricidad no competen únicamente al movimiento popular y al gobierno. Y que en le de los medicamentos el gobierno ha tenido avances realmente significativos que lo colocan a las puertas de decisiones trascendentales que hablan muy bien de su gestión, y que ninguno gobierno había alcanzado en las últimas cuatro décadas.

Lo que se percibe en los huelguistas, sin embargo, no es ¿qué es posible en la actual coyuntura? Sino como doblegan la voluntad gubernamental, aunque ello implique consecuencias nada llevaderas. Uno de los problemas que se presenta es qué relevancia cobraría una situación como esta en el contexto de una coyuntura internacional, donde la polarización parece ganar espacio.

Mas allá de las aparentemente nobles reivindicaciones populares, hay un horizonte complicado que muchos de los dirigentes populares conocen muy bien. La pregunta es si tratan de llevar al país hacia ese camino de manera intencional, y si creen que son los únicos que pueden determinar si los panameños escogen o no un rumbo como ese.

El viejo sabio sugiere que es mejor llevar la carreta de manera lenta por el camino pedregoso, que acelerar el paso a riesgo de perderlo todo.
* Comunicador social.

Julio Bermúdez Valdés 
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