Opinión

Un país que superó las protestas sin que se registraran muertos

25 de septiembre de 2022

Desde hace tiempo promuevo la frase de… “¡Quién más reconoce virtudes, tendrá más derecho a criticar!” En el pasado reciente he sido un crítico duro contra ciertas actuaciones del gobierno que dirige el presidente Laurentino Cortizo.

Al principio de la pandemia hubo fuertes cuestionamientos contra el gobierno y de eso me he referido en otros artículos. Hoy, me enfocaré en ciertas verdades que para mí no tienen cuestionamiento alguno. Tal como lo dijo el vicepresidente José Gabriel Carrizo, en la asamblea general de las Naciones Unidas… “El actual gobierno de la república de Panamá, está al frente del país desde hace 38 meses, treinta de ellos en pandemia. No ha habido otra administración en la historia de Panamá que haya enfrentado desafíos tan complejos.” Y eso que a estas expresiones le faltó lo nocivo que ha sido para el mundo la guerra entre Rusia y Ucrania. Este conflicto bélico puso otro componente muy negativo a las alicaídas economías del mundo. No han superado la tragedia de la pandemia cuando llega otro jinete del Apocalipsis. Ambos hechos nefastos provocaron reacciones comprensibles en la ciudadanía donde incluso se culpó al gobierno cuando los problemas generados tuvieron su epicentro en miles de kilómetros del territorio panameño. Y mientras se alzaron las masas, algunas con intereses genuinos, fueron varios los que levantaron la voz pidiendo la intervención de la fuerza policial para despejar las vías y encarcelar a quienes se atrevían a pedir soluciones. Cierto es que la Constitución en el artículo 27 dice: “Toda persona puede transitar libremente por el territorio nacional y cambiar de domicilio o de residencia sin más limitaciones que las que impongan las leyes o reglamentos de tránsito, fiscales, de salubridad y de migración.” Me preguntó… ¿qué hubiese pasado si el mandatario instruye a la fuerza pública para reprimir a los manifestantes y abrir las vías? De esto también habló el vicepresidente José Gabriel Carrizo en la ONU: “En nuestro país… no tuvimos que lamentar ni una sola víctima fatal durante dichas protestas.” Esta es una verdad de a puño. En otras latitudes, como fue el caso de Colombia o Chile, los gobiernos de turno cargaron con varias defunciones producto del enfrentamiento entre policías y manifestantes. Y no hay que ir muy lejos. Durante la administración del quinquenio 2009-2014 hubo tres víctimas cuando la policía reprimió a los manifestantes en Bocas del Toro. Es más, de esas refriegas, varios ciudadanos perdieron la visión parcial producto de los perdigones.

Comparto a plenitud lo planteado por Carrizo cuando expresó que el diálogo, la participación ciudadana y los consensos, construyen la paz social. De manera textual indicó: “En el contexto global, el diálogo es el único camino para restarle espacio a los extremismos.” No recuerdo en la historia reciente que un vicepresidente lleve la voz de un gobierno ante las Naciones Unidas. Allí el funcionario dijo otra verdad: “Por primera vez en la historia de nuestro país, el presidente, como jefe del ejecutivo, prescindió de su prerrogativa de designar unilateralmente a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y estableció un sistema de valoración independiente por méritos profesionales.” También habló sobre las respuestas inmediatas para evitar el colapso de los hogares durante la pandemia. En esto hay que darle crédito a gran parte de la ciudanía que de manera voluntaria dio la milla extra para armar las bolsas solidarias de comida.

En esa disertación en la ONU Carrizo propuso que las grandes casas farmacéuticas sean más humanas. No se puede promover la salud con precios inaccesibles. Y él tiene porqué saberlo. Desde el mes de febrero preside la comisión que busca alternativas para solucionar el tema del desabastecimiento en los hospitales públicos y los altos precios. Si de las palabras pasáramos a la acción pudiéramos estar en el umbral de la solución a un gran problema que enferma y mata a la gente. Sé que muchas veces no comparto las actuaciones del gobierno, pero es mi deber destacar otra expresión de Carrizo sobre el tema de las medicinas: “La situación se ha convertido en un acto mercantil y mezquino. Los oligopolios obtienen ganancias desmesuradas por las medicinas que distribuyen y venden a los estados y a los particulares.

Un sistema así … que avergüenza a la humanidad… no puede continuar. También se refirió a la forma en cómo el país obtiene la energía: “Panamá es uno de los tres países del mundo declarados carbono negativo. 35% de nuestro territorio nacional y 30.5% de nuestros mares, están declarados como áreas naturales protegidas. Más del 80% de la generación de nuestra energía eléctrica proviene de fuentes renovables. Sólo en julio de este 2022, logramos un récord histórico, un 95% de energía limpia generada para alimentar nuestra matriz nacional.” Espero que dejemos el sustantivo y apelemos al verbo.

René Hernández González

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