Atacar es el camino ancho
El común de los seres humanos cometemos el desatino de señalar, acusar y atacar a las demás personas por cualquier razón: físico, por su trabajo o por su forma de ser. A lo mejor pensamos que esa sería la forma más fácil de destacar.
Es bien conocido que la controversia se ha convertido en la forma más fácil de ser conocido, sobre todo en las redes sociales, donde todo lo que se ve se cree y es mejor reaccionar antes de asegurar la veracidad de los hechos. En este mundo de fantasía, donde ya no importa la veracidad de los hechos y si se habla bien o mal de las personas, lo fundamental es que se hable. La controversia nos llama y nos hipnotiza.
Lastimosamente, también se ha confundido la fiscalización con el ataque. Déjenme equivocarme en esto: fiscalizar no solo es acusar, sino proponer y crear alternativas para mejorar la situación. Señores, el “funar” a las personas no va a hacer que el mundo cambie ni va a mejorar lo que se está ejecutando de mala manera o lo que no camina bien. Es importante no dejar pasar las malas obras, es cierto, pero siempre pensando en el bien común antes de sobresalir o querer “taquillar”.