Crecidas de ríos, un peligro para todos
Los meses de octubre y noviembre, son de lluvias persistentes, pan nuestro de cada día. Al parecer, de nada sirven los avisos, las alertas y las advertencias, pues las tragedias se acumulan años tras años.
Estudiantes o bañistas que pierden la vida en medio de la crecida de los ríos, es algo que duele, pero que es más un hecho esperado. Las cifras aumentan cada vez que inicia la temporada de huracanes en el caribe y los aguaceros se manifiestan.
La seguridad es un tema que debe iniciar en los grupos más pequeños, en la casa, en la escuela, en la comunidad. Aunque la educación es importante, ¿vale la pena arriesgar la vida por no perder un par de días de clases?
Si se dan los avisos o se tiene conciencia del peligro es mejor resguardarse en casa, y si ya están en la escuela, la comunidad educativa debe brindar el espacio y las condiciones para que estudiantes, docentes y administrativos e incluso padres, pueden resguardarse y no tener que cruzar afluentes en medio de condiciones climáticas adversas.
Urge que se establezcan medidas internas en los colegios para se cuente con la capacidad, en caso de necesitarlo de brindar asistencia. Colchonetas, un aula, algo de comida y agua; alguien cercano que preste su casa y la comunidad apoye con comida; métodos que permita esperar que mejore el clima para salir de las escuelas seguros. No podemos estar aguardar a que las autoridades centralizadas anuncien la suspensión de las clases.
Quién mejor que los residentes y miembros de las escuelas para conocer los riesgos en determinado momento. A lo mejor es un sueño, pero las crecidas de ríos, un peligro para todos. * Periodista.