Opinión

Dr. Gaitan: Las vacunas, ¿serán seguras?

06 de septiembre de 2020

 Creo que nunca el mundo había estado tan habido de noticias acerca de un medicamento como lo está en esta época de pandemia por las vacunas.

El proceso para llegar a una vacuna ha tenido diferentes caminos a lo largo de los siglos. Primero fue solamente una experiencia observacional donde se dieron cuenta de que las personas que estaban expuestos a una enfermedad de la piel de las vacas y que les dejaban cicatrices en las manos, tales como los granjeros y ordenadores, no se enfermaban de viruela.

Esto llevó a la fase de investigación en donde se inoculó a algunas personas, Incluyendo a los mismos investigadores y sus familias, para asegurarse de este hecho y al hacerlo, se descubrió que se inducía algo que luego recibió el nombre de inmunidad.

Es propicio decir que la palabra inmune data de los tiempos de las ciudades-estados griegos en donde este adjetivo se le aplicaba a los jóvenes que no eran llamados a ser soldados de forma obligatoria y por tanto eran inmunes a la muerte de los campos de batalla.

Hay que decir que cuando se desarrollaron las primeras vacunas la humanidad ni siquiera conocía el concepto de lo que era un virus.

Pero estas primeras vacunas aparte de ser un tratamiento preventivo, también fueron un motivo de filosofar y experimentar acerca de las funciones corporales que dio origen a ramas de la medicina como: la bacteriología, la virologa, la inmunología y la alergologia.

Con el paso del tiempo la fabricación de una vacuna se tecnificó; añadió elementos de muchos campos de la innovación tecnológica, al grado de que hoy se desarrollan sus primeras fases totalmente en ambientes virtuales, es decir en la memoria de supercomputadoras que pueden analizar los datos del agente causal, la manera en que interactúa con las células del cuerpo humano y pueden proponer formas de impedir esa asociación letal.

Esta creación virtual de las vacunas y de muchos medicamentos actuales es por tanto un proceso sumamente rápido, pero, finalmente es la aplicación y la experiencia en el campo al vacunar a las personas las que nos lleva a definir si los posibles beneficios de la vacuna sobrepasan a los posibles riesgos de aplicarla.

Para disminuir esos riesgos se toman caminos que a la ciencia le toma a veces 10 años en recorrer antes de recomendar la aplicación de una vacuna.

La más rápida que se tiene en la historia es la vacuna contra las paperas, qué tardó cerca de 4 ó 5 años en desarrollarse.

En el caso del coronavirus probablemente estemos viendo la aparición de vacunas para uso colectivo en un año y medio, pero, la fase más importante es la que está determinando, en miles de participantes voluntarios, si es efectiva para provocar una inmunidad a largo plazo y cuáles serán los efectos no deseados de ellas.

Como nada humano es perfecto, probablemente tendremos que aceptar que podría producirse un evento letal catastrófico en una de cada 10.000 personas que recibieran una vacuna.

Y esto es algo qué otra vez pone a la humanidad en el dilema de decidir entre la trascendencia y la importancia del individuo contra la trascendencia y la importancia del bien de las mayorías.

 

 

Dr. Edgardo Gaitán
Twitter: @doctorgaitan 
Escuela para Diabéticos
redaccion@ metrolibre.com

TE PUEDE INTERESAR