EDITORIAL : Economía
La economía panameña está seriamente golpeada. Primero fue la paralización que provocó el coronavirus, luego las protestas del año pasado y ahora las movilizaciones y cortes de rutas de las últimas tres semanas. El país no aguanta más. Es evidente que hay un plan que no pretende defender al pueblo panameño y por el contrario tiene el fin de destruir empresas y el propio corazón de la economía nacional. Amplios sectores productivos y sociales, así como gremios cívicos han exigido que recuperemos la normalidad y que se aplique la Constitución y la Ley, con contundencia, contra los que pasaron de la protesta cívica a la conspiración. El Estado de Derecho es tolerante, pero tiene un límite. Recuperar la tranquilidad, abrir las vías, y garantizar la seguridad de los ciudadanos son aspiraciones crecientes de la gran mayoría afectada por una minoría de radicales e insensatos.