Opinión

La consideración del principio de respeto

22 de abril de 2024

La presente opinión va encaminada a establecer las consideraciones del principio de respeto a la dignidad humana en causas penales en donde las mujeres investigadas como sujetos de la dignidad humana. El principio de dignidad humana nos remite a un presupuesto esencial, el valor que todo ser humano tiene en sí mismo, con independencia de cualquier otro factor, lo cual le hace merecedor de un respeto incondicionado. Al respecto, establecía que aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad, en este sentido la persona, en su modo de ser varón y mujer son invaluables.

Es oportuno analizar violencia contra las mujeres, la violencia que se acrecentá cuando la mujer es el objeto de una investigación penal en donde tiene que enfrentarse a un sistema de justicia que muchas veces no es adaptado a las necesidades de una mujer ya que en muchas ocasiones las mujeres investigadas lo están en condiciones de embarazo o es la cabeza del hogar donde le toca dejar a sus hijos en el abandono para enfrentar la justicia.

Las características peculiares de las mujeres atienden a su condición biológica, pero también, y sobre todo, a su condición socio-cultural como parte del colectivo. En base a ello las mujeres demandan, entre otras cosas; que en los centros penitenciarios les provean de artículos de higiene femenina, especial atención a su salud sexual y reproductiva, disposición de espacios y oportunidades para mantener el vínculo materno, atención específica para quienes han sido víctimas de violencia de género y sexual, y programas de rehabilitación y reinserción social que les permitan oportunidades nuevas al fin de la reclusión, superando sexismos y rompiendo el círculo de la desigualdad y subordinación de género de sus contextos de origen. La situación de las cárceles femeninas es dramática. No solo porque las mujeres detenidas sufren el estigma de romper con el rol de esposas sumisas y madres presentes que les asigna la sociedad, sino también por la falta de leyes y políticas adecuadas para abordar problemas como el de las madres lactantes o los hijos de las mujeres encarceladas.

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