Opinión

La cultura en el crisol

02 de agosto de 2019

Nuestro país es reconocido de forma internacional por ser un puente de conexión en donde convergen un sin número de culturas y tradiciones en una relativa paz. Sin embargo, es muy común aún encontrarse a personas que son discriminadas por su forma de llevar el cabello, hablar diferente y utilizar algún estilo de ropa, hecho que suena hasta ilógico cuando se dice en voz alta.

Una de las minorías que suele ser segregada son los integrantes de la cultura rastafari, a quienes se les pide cortar sus ‘dreds’ cuando van a trabajar porque no son estéticos, aunque tengan un significado espiritual para ellos.

Lo mismo sucede con las personas que llevan tatuajes en lugares visibles, como si por llevar tinta en el cuerpo, sus capacidades ya no son válidas. Y no solo se ve discriminación en el ámbito laboral, aún existen familias en las que se cree que si sus hijos varones son unos “perdidos” si se dejan el cabello largo o que las mujeres tienen prohibido llevar un corte que sea considerado muy masculino, pixie o garçon.

Aunque esta problemática de prejuicios no es un mal que aqueja solamente a Panamá, es bastante triste que en un crisol como el nuestro, la sociedad en general siga pensando que quienes visten, hablan o se expresan de forma diferente merecen un respeto inferior a lo que se considera normal dentro de nuestro ecosistema social.


* Periodista.

Gina Arias
[email protected]

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