Opinión

La Edad de la Pandilla y Freud

13 de mayo de 2021

Entre 1900 y 1905 Sigmund Freud desarrolló un modelo topográfico de la mente mediante el cual describió las características de la estructura y función de la misma. Para ello utilizó una analogía que a todos nos es sobradamente familiar: la del iceberg.

En la superficie está la Conciencia; ahí  es donde concurren todos los pensamientos donde, focalizamos nuestra atención, que nos sirven para desenvolvernos y que utilizamos con inmediatez y rápida accesibilidad. En el preconsciente se concentra todo aquello que nuestra memoria puede recuperar con facilidad. La tercera y más importante región es el inconsciente.

Es amplio, vasto, inabarcable a veces y misterioso siempre. Es la parte que no se ve del iceberg y la que ocupa en realidad, la mayor parte de nuestra mente. Las etapas del Crecimiento Psicosocial de Sigmund Freud:

a) Etapa Oral, el ser humano se comunica por la boca para alimentarse (todavía no sabe hablar), depende totalmente de sus padres para sobrevivir

b) La Etapa Sádico Anal, en que le dan sus cuerazos, para que no haga sus necesidades fisiológica en cualquier lugar, sino en el retrete (5, 6 años en adelante), aprender las normas de convivencia. 

c) La Edad de la Pandilla, ya de 7, 10 años, necesita pertenecer a algún círculo de amiguitos (formar parte de algún grupo para jugar y sentirse aceptado) o como adulto de algún partido político para estar “en la papa”.

El concepto del inconsciente de Freud no era una idea nueva. Sigmund Freud no fue el primero en hacer uso de este término, de esta idea. Neurólogos como Jean Martin Charcot o Hippolyte Bernheim ya hablaban a menudo del inconsciente; sin embargo, fue él quien hizo de este concepto el eje vertebrador de sus teorías, dotándolo de nuevas significaciones:

El mundo inconsciente no está más allá de la conciencia, no es una entidad abstracta sino un estrato real, amplio, caótico y esencial de la mente, al cual no se tiene acceso.

Ahora bien, ese mundo inconsciente se revela de muy diversas formas: a través de los sueños, en nuestros lapsus o en nuestros actos fallidos.

Asimismo, el inconsciente para Freud es interno y es externo. Interno porque se extiende en nuestra conciencia y externo porque afecta a nuestro comportamiento.

El Ello: El Ello o Id es la estructura de la psique humana que queda en la superficie, la primera que aparece en nuestra vida y que la que rige nuestro comportamiento en esa primera infancia. Es la que busca el placer inmediato, se rige por lo instintivo por esas pulsiones más primitivas de nuestra esencia y contra las cuales, solemos luchar a diario.

El Yo: a medida que crecemos y llegamos hasta los 4,5 años va a apareciendo ya nuestro concepto de realidad y nuestra necesidad de sobrevivir en ese contexto que nos rodea. Así, con el desarrollo de ese “Yo" aparece también una necesidad: la de controlar a cada instante al “Ello" o que lleva a cabo acciones para satisfacer sus pulsiones de un modo aceptable y correcto socialmente. Asimismo, para conseguir que la propia conducta no sea demasiado desinhibida se hace uso ya de los mecanismos de defensa.

El Superyó: surge a partir de la socialización, de la presión de nuestros padres, de los esquemas de ese contexto social que nos trasmite unas normas, unas pautas, unas guías de comportamiento. Esta entidad psíquica tiene un fin último muy concreto: velar por el cumplimiento de las reglas morales. Pero tenemos al Yo que solo quiere sobrevivir, estar en equilibrio.

El Superyó se enfrenta a ambos, y nos hace sentir culpables cuando  deseamos algo pero no podemos alcanzar o realizar porque las normas sociales nos lo impiden. Actualmente  El Pandillerismo, va más allá que la etapa freudiana. Vivimos épocas, en que todos los días, salen en el periódico, los desmanes de las pandillas callejeras.

El “pandillerismo”, se manifiesta sutilmente  en algunos partidos políticos, donde sus miembros, obtienen prebendas y se saltan aspectos legales, por la avaricia del dinero. Es un pandillerismo secreto y sigiloso, que ha puesto en jaque la economía del país, en esta Pandemia.

 

Alfredo A. Arango
Psicólogo y Escritor
[email protected]
 

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR