Opinión

La vida de Doña Lucrecia y Don Pedro

09 de abril de 2024

Era un domingo por la mañana. El día estaba soleado, amanecía lentamente, y se respiraba un ambiente alegre en el barrio del Marañón, luego de esa resaca de los “Parking” del fin de semana. Se observaban en las esquinas a los jóvenes aún bebiendo, con música y los rezagos de la rumba. Desperdicios y basura por todos lados. Doña Lucrecia, acompañada de su esposo Don Pedro, se dirigían a misa de 7 de la mañana hacia la parroquia del Barrio Santa Teresita. Ambos mantenían la fe que ese día sería mejor que el anterior. Pensaban que Dios les ayudaría a ganarse un premio de la lotería, y así poder vivir sin el agua al cuello. Era una familia decente, y con principios. Habían concebido dos varones y una mujer que con mucho esfuerzo los educaron. El menor era la oveja negra.La esperanza de los dos era salir del barrio, para encontrar una vida, sin zozobra, y cero peligro con las pandillas. Al salir del oficio religioso Doña Lucrecia, le dice a Don Pedro, que tenía antojo desayunar con pan “michita” o pan flauta, y así lo acordaron. Se dirigieron a la panadería del Chiquito.En momentos que salen de la panadería , se escuchan de repente unas detonaciones de armas de fuego de grupo calibre. Era un enfrentamiento entre pandillas. Ellos corren a refugiarse el cartucho con los panes queda esparcido en la calle, al igual que las rebanadas de queso y mortadela. El pánico y la zozobra se apodera entre los residentes del barrio. La tranquilidad desapareció y quedó apoderada por las balas. El ambiente se normaliza ante la llegada de la policía que detiene a dos sospechosos. Pero la sorpresa para ambos fue que al toparse en el camino con un vecino, éste le da la lamentable noticia que en ese enfrentamiento hubo un muerto. El fallecido es Bebito, el hijo menor de 17 años de edad, un pandillero. Tal noticia fue un balde de agua fría. Un golpe muy fuerte para ambos , y empezaron a llorar en media calle, y a gritar desconsoladamente. No hubo otra decisión que el hijo mayor de nombre José, logrará comprarle una vivienda digna y cambiarle la vida a sus padres. Es una historia ficticia y los nombres son irreales. * Periodista.

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