Los patriotas no tienen precio
“El que de pequeño respeta la bandera, sabrá defenderla cuando sea mayor”, es una frase del escritor y periodista italiano que aquel 9 de enero de 1964 se convirtió en realidad.
Los panameños no caminaron dentro de la zona con bandera en mano pensando en cuanto dividendos les dejaría los cruces de los barcos del Canal, subieron con el único objetivo de que se cumpliera la Ley, que su bandera no estuviera por debajo de ninguna otra sin importa si aquella pertenecían a la mayor potencia militar del continente.
Esos panameños que a partir de las seis de la tarde un día como hoy, hace 61 años, con palos y piedra se enfrentaron a soldados armados y balas para defender a sus compatriotas, sin conocerlos, sin ser su familia; por el simple hecho de que eran personas de la misma nacionalidad que defendía un pedazo de tela que todos llevaban en el corazón y puesta allí desde pequeños en sus hogares, con las historias de sus padres, con la historia aprendida en las escuelas.
Hoy me preguntó: ¿en qué parte del corazón de los panameños está nuestra bandera? ¿Cuánto vale ser panameño?
