Opinión

Meilán: Escuelas particulares, se cosecha lo que se siembra

22 de marzo de 2021

En diferentes  ocasiones hemos utilizado este espacio para tocar el tema de las Escuelas Particulares.

Por la nueva ley que se ha creado en la Asamblea de Diputados sobre una regulación a las escuelas, nos vemos obligados a brindar algunas reflexiones del caso.

Pareciera que la estrategia de repetir una falsedad constantemente para que se convierta en verdad, ha sido uno de los pilares que han utilizado las escuelas particulares con el fin de hacer creer a la población en general que una regulación es inconstitucional o que atenta contra la seguridad jurídica de la empresa privada.

No hay nada más lejano a la realidad; ya que de ser cierto esto, no existiría la regulación de los combustibles, del tanque de gas, de los productos de canasta básica de alimentos, del tansporte selectivo, de los bienes necesarios en Pandemia (Alcohol, gel, mascarillas, etc.) y de otros más.

Una cosa es que a muchos no nos agraden las regulaciones, pero el hecho de que no nos gusten no quiere decir que sean ilegales, inconstitucionales o que atenten con la seguridad jurídica de la empresa privada.

La Pandemia como tal, es uno de los momentos excepcionales en donde se permiten, se deben y se pueden tomar decisiones de regulación por el bienestar de un sector, mientras dure la distorsión en el mercado. 

Consistentemente estuvimos opinando y tratando de que en algún momento las escuelas particulares  decidieran sentarse con el Ministerio de Educación y los padres de familia para encontrar una solución a la gran cantidad de problemas y abusos, en distintos temas, que existían en la forma que se está prestando el servicio educativo.

Fueron pasando año tras año las inconformidades de los padres de familia por el servicio prestado, y siempre las escuelas lograban que no se diera esa apertura a la discusión de esos temas.

Lograron durante muchos años aguantar las presiones, reclamos y súplicas que se daban por los padres y la sociedad en los meses de octubre a febrero (periodo de matrículas) porque apenas comenzaba el año lectivo, ya no se podía hacer nada y se quedaba todo igual.

Llegué a la conclusión que el sentirse poderoso y por encima de los demás es el factor que los mantuvo pensando que nunca las cosas iban a cambiar.

Me recuerda al viejo dicho, de que viene el lobo y el lobo nunca llegaba, pues en esta ocasión llegó y les está demostrando que la soberbia los tiene arrinconados en una situación que se hubiera podido manejar de otra manera desde hace mucho tiempo.

Señores la nueva ley no es inconstitucional y es el resultado de la tozudez de algunos dueños de escuelas particulares. Nadie discute que pueden tener problemas económicos, al igual que todos los demás, pero no pueden pensar que el Estado tenga que resolvérselos sin siquiera dejar ver sus matrículas, libros, contabilidad, etc.

Si quieren ayuda y quieren decirle a la población que la modalidad no presencial (virtual o modular) tiene un costo igual o mayor que la presencial, demuéstrenlo transparentándose para ser revisados.

No es posible que pretendan que la sociedad les compre ese argumento sin que ustedes enseñen y exhiban con claridad el porqué de sus números.

Hay muchas escuelas particulares que tienen problemas y que hacen un esfuerzo para dar un servicio lo mejor posible, pero existen otras que perjudican a su gremio.

Su error fatal fue defender a capa y espada a todas por igual, cuando sabían perfectamente que existen escuelas que no hacen las cosas correctamente.

Ahora tienen una ley de características sociales, que ayuda en alguna forma a todos los padres de familia que somos muchos en este país, y que al Ejecutivo le va tocar sancionar o vetar. 

 

Magíster Pedro M. Meilán
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