¿Tenemos una sobrecarga informativa?
Uno de estos días terminé la jornada agobiado. Me senté a reflexionar sobre los acontecimientos nacionales y mundiales que fueron los titulares de los diarios y emisiones de radio y televisión nacional e internacional que mantenían en vilo al mundo, que nos afecta directamente o por empatía...que resulta en una abrumadora carga emocional.
Vi en directo un ajusticiamiento público de una docena de personas en Oriente Medio, las inundaciones en Filipinas y Méjico, mientras caían las bombas en la guerra en Ucrania con Rusia, le entregaban el premio Nobel de La Paz a la venezolana María Corina Machado, en la noche habían destituido a la presidente del Perú: Dina Boluarte, mientras en Panamá se sucedían accidentes de tránsito fatales y mataban a puñaladas a una joven.
Para rematar el buen estado anímico, Panamá no gana un partido de fútbol para clasificar al mundial. La Revolución Industrial, la pandemia de COVID-19... cada época tiene su ritmo. Hoy, la digitalización y la globalización han acelerado los ciclos de cambios y el acceso a la información, la difusión es instantánea, Las redes sociales convierten un evento local en global en segundos.
Vivimos sobrecarga informativa por la velocidad objetiva, de cómo es percibida, vivimos en un estado de alerta constante que se traduce ansiedad temporal. Produce la sensación de que “todo pasa demasiado rápido” y puede generar fatiga, desconexión o urgencia.
* Periodista.