Varela: atrapado por los amigos
Hace algunas semanas titulé un escrito sobre la acción de la presente administración con la frase: ‘Un buen hombre, un mal gobierno’. Hacía referencia a las muchas críticas contra el presidente Juan Carlos Varela y su equipo de trabajo.
Sigo pensando igual. Lo poco o lo mucho que conocemos del mandatario nos indica que se trata de una buena persona; pero ¿es eso suficiente para dirigir los destinos de un país? Probablemente se requiere mucho de esto, pero adicional y, sobre todo, debe y tiene que rodearse de un equipo de trabajo dispuesto a poner en práctica su mejor capacidad. Y aquí es en que precisamente pienso tiene su ‘talón de Aquiles’ el señor presidente.
Se ha rodeado de gente amiga, con una gran dosis de incapacidad para aplicar las acciones necesarias que transmitan ese mensaje de que las cosas se están haciendo bien. Ya no es cuestión de buenas intenciones, sino de justificar el salario que devengan con proyectos realizados y verificables. Pero igual es indispensable que el encargado de dirigir la nave del Estado, anteponga los mejores intereses de la nación a razones de una simple amistad.
Al final eso nadie se lo agradece y, por el contrario, comete el pecado de no mirar con “luces largas” convirtiéndose en cómplice de esa traición a los mejores intereses de un país que demanda un pleno desarrollo. A Varela le queda poco más de dos años para empinarse sobre el amiguismo. Anteponer los mejores intereses del pueblo y buscar a profesionales que no solo le sean leales, sino que igual muestren capacidad para que se cumplan sus promesas electorales. Hay graves deficiencias en el IDAAN, en el Tránsito, en Aseo, en Turismo, en Obras Públicas, en Educación, la seguridad, en el sector agropecuario, etcétera.
Por lo pronto, nos está diciendo que hará rotación de funcionarios. Una forma de engañarse porque debe aprovechar para realizar un giro de 180 grados y borrar esa sensación de un gobierno perezoso.
Adicional, fortalecer su equipo de divulgación porque como señala un dicho oriental, “no importa cuán bueno es un gobierno si el pueblo no lo sabe”. Al presidente de todos los panameños se le presenta una encrucijada: “ser o no ser”. Seguir con la actitud de los tres monitos, lo cual en definitiva no es propio de esa gran capacidad que lo llevó a ser la principal figura política del país. Ojalá comprenda que la mejor amistad es la que no perjudica.
Euclides M. Corro R.
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*El autor es periodista.