Cultura

Los diablicos panameños bailan cada año su fracaso frente al bien

01 de agosto de 2019

ACAN-EFE. En las profundidades de Panamá, un pueblo espera cada año a que se libre en sus calles la lucha que define la salvación de las almas; y los contendientes lo hacen bailando desde el amanecer al son del tradicional tamborito.

Los "diablicos", con sus fauces abiertas y sus grandes colmillos expuestos, enfrentan con su andar de procesión al Arcángel San Miguel, defensor del creador y vencedor en la contienda en defensa de las almas el día en que la iglesia católica celebra el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que este año fue el jueves pasado.

La salida de los "diablicos" a la calle fue precedida al amanecer con la Mojiganga, cuando amanecidos juglares y cantores buscan al "torito guapo" y lo llevan al pueblo para proclamar que es el gran día en La Villa de Los Santos, en la provincia del mismo nombre.

Fuegos artificiales y tonadas de guitarra y violín despertaron al resto, que luego de un suculento desayuno comunitario se dirigieron a la misa de Corpus Christi, a la que también entraron los siniestros personajes para presentar la legendaria "Danza del Gran diablo", pero luego del permiso del obispo, tras hacer de las suyas desde el sábado anterior a órdenes del "Diablo Encueta'o".

A su salida de la misa, "convertidos" a "diablicos limpios", tuvieron carta libre para dedicarse a asustar a los incrédulos con estáticas expresiones, que parecen las del mismo demonio, ya no con el fin de robarles su alma sino de adoctrinarlos.

Así pretendían los conquistadores convertir al catolicismo a la población indígena originaria de Azuero, bajo la amenaza de "diablicos" que mostraban el futuro sombrío de quienes permanecieran en las creencias del dios Sol, al que partían en cuatro como los puntos cardinales. Pero ahora, la población se somete al susto voluntario.

Los "diablicos sucios" son la tradición más esperada del Corpus Christi de La Villa. Desde niños de 3 años hasta adultos mayores participaron ataviados de la tradicional danza al son de sus castañuelas, que sirven para marcar su paso y recuerdan la herencia hispana.

También usaron una vejiga llena de aire, hecha con vísceras de cerdo, que golpeaban para hacer un sonido continuo, y con la que además dan pequeños toques a los transeúntes en su andar amenazante.

"Vestir 'diablico' no es fácil. Se lleva en la sangre", aseguró a Acan-Efe el director de la danza, Diógenes Paz, quien explica que además de vocación, el vestuario tiene costos "excesivos".

Un atuendo de "diablico" es valorado en miles de dólares, el fustillo rojo con negro (un mameluco) se hace de satín forrado y manta sucia por dentro, detalla Paz, quien además los produce.

El "morrión", que es un cono que se ubica en la parte posterior de la máscara, puede costar hasta 1.500 dólares; su valor se debe a que es elaborado con plumas de guacamaya Bandera (amarilla, roja y azul), cuyo precio individual puede estar entre los 20 y 30 dólares.

La Villa de los Santos, unos 250 kilómetros al suroeste de Ciudad de Panamá, recibe cada Corpus Christi a miles de personas que presencian esta y otras manifestaciones folclóricas que surgen alrededor de la celebración católica.

La profesora de la estatal Universidad de Panamá América Gálvez explicó a Acan-Efe que en la fiesta de la Eucaristía tienen su espacio otras danzas, los "Diablicos Limpios", la "Montezuma Española", la "Montezuma Cabezona", "Las Enanas", la de "El Gallinazo" y la de "Zaracundé", que es de los esclavos libertos.

Un educador local, Arístides Burgos, está dedicado a recoger toda la tradición, al frente de la Asociación Rescate de Danzas "Miguel Leguízamo", para proponer esta fiesta religiosa como Patrimonio Cultural de la Humanidad a la UNESCO.

El Corpus Christi tuvo su origen en el siglo XIII en Europa y llegó a la península panameña de Azuero con la conquista española, que tuvo importantes asentamientos en esta área del país. Este jueves, La Villa vistió sus calles centrales con casi 20 alfombras, cuya elaboración tardó más de 10 horas.

Los diseños, con motivos del catolicismo, fueron hechos con sal cruda pintada con colorante, flores y aserrín. Justo cuando salió a dar su recorrido la imagen del Santísimo Sacramento, de la Parroquia de San Atanasio, una lluvia provocó que los colores de las alfombras comenzaran a desteñir, pero los lugareños consideraron el aguacero como una bendición debido a la sequía que azota la región.

El Corpus Christi de La Villa será elevado a la categoría de producto turístico para promocionarlo a nivel internacional, reveló el jueves pasado el Administrador de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), Jesús Sierra, quien participó en la actividad, que se prolonga hasta el 14 de junio próximo.

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