Modistos de la realeza europea
Contrario a lo que muchos suponen, las mujeres de la realeza en el Viejo Continente prefieren utilizar los servicios de diseñadores locales y no de creadores internacionales.
ML | En el universo de la moda monárquica son pocos los couturiers de corte internacional que se destacan en los armarios de las royals.
Las reinas y princesas contemporáneas no arriesgan. Apuestan por firmas autóctonas en bodas reales, bautizos, entronizaciones o funerales de Estado.
Doña Letizia (42 años) ha hecho de Felipe Varela su modisto de cámara. La primera vez que la ahora Reina de España lució uno de sus vestidos de noche, fue en 2004, durante la recepción oficial al presidente de la República Checa. Desde entonces, un 80% de los trajes de gala (o de cóctel) de la esposa de Felipe VI son firmados por Varela.
La flamante princesa sueca Sofía Hellqvist (30) confió su vestido de novia a la diseñadora local Ida Sjöstedt, las mismas manos que se encargaron de su atuendo en la gala de los Premios Nobel 2014.
Un vestido azul klein con un abrigo-capa a juego bastó para que la argentina Máxima Zorreguieta (44) conquistara a sus súbditos el día de la entronización de su marido. Ese conjunto era obra del modisto nacional Jan Taminiau, quien ha dicho sentir “un gran honor por contribuir en el armario de la reina de los holandeses”.
La princesa heredera Mary de Dinamarca (43) siempre tiene una apuesta segura. Parte importante de su armario tiene sello local con el danés Jesper Hovring. Célebre es aquel azul aguamarina que causó tan buenas críticas en la boda de Victoria de Suecia.
Con más tropiezos que aciertos, la princesa Mette-Marit de Noruega (41) apuesta por Nina Skarra, una modista que también ha vestido a Penélope Cruz. Aunque de ella destacan más sus patinazos estilísticos, le gusta vestir de marcas comerciales como Valentino y entre sus pocas glorias de estilismo está esa pieza azul cielo de tablas con fajín fúcsia que lució durante el 70 aniversario de Margarita de Suecia.