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"Nunca se ha comido tanto encima de la bici": cuando el pelotón se atiborra

30 de junio de 2025

El equivalente a un abundante plato de pasta cada hora: ya queda lejana la imagen del ciclista extremadamente delgado que pesa cada grano de arroz y en la actualidad los corredores que tomarán el sábado la salida en el Tour de Francia se atiborran como nunca encima de la bicicleta, al punto que tener que entrenar el estómago a esta ingesta continua de comida.

"Se ha pasado de la nada al todo", destaca a la AFP el nutricionista del equipo francés Decathlon-AG2R Julien Louis, que también trabajó en el club de fútbol del Liverpool y que no duda en hablar de revolución.

De hecho se trata de un giro de 180 grados con respecto a los años 2010 y la moda del la dieta "low carb" (régimen pobre en carbohidratos y glúcidos), popularizada por el equipo Sky del cuádruple ganador del Tour Chris Froome.

Este método consistía en privar al cuerpo de azúcares en el entrenamiento para perder peso y obligar al organismo a obtener energía de las grasas.

"Dos huevos en el desayuno y estábamos listos para cinco o seis horas de entrenamiento, con agua en los bidones. Estábamos agotados todo el tiempo", recuerda el veterano británico Simon Yates, ganador del último Giro de Italia.

"Muchos se volvían locos. Estaban hartos de hacer dieta o de estar en ayuno", añade el francés Florian Sénéchal.

"Mentalmente era muy duro, estábamos hambrientos, sin energía, recurriendo a las grasas", coincide el escalador Pavel Sivakov.

Este periodo ya forma parte del pasado.

"Cuando ya no queda nada en el tanque, el corredor pasa a utilizar las grasas. Funciona, pero es mucho menos eficiente que los carbohidratos", comúnmente llamados azúcares (o hidratos de carbono), que constituyen el principal combustible del rendimiento, explica Julien Louis.

- "Cuatro veces más que una persona normal" -

Y hace falta mucho para compensar el enorme gasto energético: hasta 7.000 calorías en una etapa de montaña en el Tour de Francia.

"De hecho, hay que comer cuatro veces más que una persona normal", resume el corredor franco-británico del Cofidis Simon Carr, muy interesado en temas de nutrición.

Este ciclista confirma que "nunca se ha comido tanto en una bicicleta": antes y después del esfuerzo, pero sobre todo durante, lo que explica que casi no se ven desfallecimientos en las carreras, las popularmente conocidas como "pájaras".

En carrera, la mayoría de los corredores absorben ahora hasta 120 gramos de carbohidratos por hora o incluso más.

Es una cifra enorme: "El equivalente a seis plátanos o aproximadamente 200 gramos de pasta seca por hora", explica Julien Louis.

Una pegatina en el potenciómetro recuerda a los corredores en qué momentos deben alimentarse, así como las cantidades.

Consumir tales cantidades, principalmente en forma de geles y bebidas energéticas, era inimaginable hasta hace poco, ya que provocaba un gran desorden intestinal.

"Hace apenas cinco años, 120 g de carbohidratos por hora era imposible. Después de las carreras, me lo hacía encima", admitía Tadej Pogacar en un podcast en septiembre.

- Entrenamiento intestinal -

En los últimos años se han hecho progresos enormes en los productos energéticos, que ahora contienen dos tipos de carbohidratos combinados.

"Durante mucho tiempo se pensó que solo había un tipo de transportador de carbohidratos a nivel intestinal", explica Julien Louis.

"Luego descubrimos que había un segundo que podía transportar fructosa. Entonces, usando estas dos vías al mismo tiempo, se puede hacer pasar el doble de azúcar".

Según todos los actores entrevistados por la AFP, estos avances en nutrición ayudan a explicar, junto con la evolución del material y los métodos de entrenamiento, el alto nivel de rendimiento en el ciclismo actual, un deporte a menudo sospechoso de dopaje.

Si los productos ahora son mejor tolerados y permiten esta revolución, los corredores aún están obligados a entrenar su estómago para soportar tales cantidades.

"De otra forma no puedes digerir cuando te piden comer seis geles por hora. El cuerpo no lo consigue", insiste la corredora francesa Pauline Ferrand-Prévot.

La campeona olímpica en ciclismo de montaña en París 2024 lo vivió en primera persona cuando tuvo que abandonar el Mundial de ruta en septiembre pasado, prueba más larga y que requiere un esfuerzo más prolongado que la disciplina en montaña.

Durante las concentraciones invernales, los ciclistas realizan al menos una sesión semanal de "entrenamiento intestinal, el 'gut training'", destaca Julien Louis.

"Al principio puede ser un poco incómodo, pero sin esto, se empieza con una desventaja enorme. Es como si no se funcionara con el mismo combustible", añade el nutricionista, quien estima que se puede "subir aún más", aunque por ahora sigue en una vía "exploratoria".

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