Economía

Las fábricas de calzados se resisten

Comerciantes señalaron que el cuero utilizado para la elaboración de zapatos se importa de México, Colombia y Guatemala, porque en el país no existen fábricas de curtiembre (dedicadas a transformar las pieles de animales)

02 de septiembre de 2025

En Panamá, las fábricas de calzados, aunque cada vez son muy pocas, se resisten a morir y se dedican fundamentalmente a confeccionar zapatos para matrimonios, trabajadores de la construcción, personal de hospitales, estamentos de seguridad e incluso con receta médica.

Propietarios de estos negocios explicaron que en el país aún existen seis (6) fábricas de zapatos, tres (3) en la ciudad capital, dos (2) en la provincia de Chiriquí y una (1) en Chitré, provincia de Herrera.

Cesario Crespo, propietario de la Zapatería Cesarín, dijo que “en la ciudad capital operan alrededor de tres fábricas dedicadas a la producción de calzados”. Además, “nos enfocamos en la confección de zapatos ortopédicos que conllevan una medida, calzados para personas con diabetes, los black and white y otros estilos para eventos formales; también contamos con cueros con diseños de cocodrilo y de culebra, materiales que traemos del exterior”.

Crespo agregó que “el precio de los zapatos va a depender de la calidad del cuero, tenemos desde los B/.40.00 hasta los B/.150.00, si se trata de un cuero especial. Sobrevivimos básicamente, de un 75% de la reparación y el 25% de producir y vender este producto”.

En tanto, José Barrios, propietario de la Zapatería Hermanos Barrios, señaló que “esta industria ha ido disminuyendo. A nivel de fabricantes, existen seis fábricas de calzados de dotación, tres en la ciudad, dos en Chiriquí y una en Chitré, y de esas, en algún momento pueden desaparecer tres porque su movimiento es casi nulo”.

Barrios agregó que “los que hemos quedado en la industria se nos ha hecho difícil competir con el producto que llega al país en caja y etiquetado, porque nosotros no podemos correr a pensar que todo lo vamos a importar. Al final, esta es una situación que realmente ha provocado una disminución significativa en la industria”.

Willians Núñez, gerente de inversiones de Navel, S.A., comentó que “el sector se ha mantenido estable, aunque la situación no es la misma que en años anteriores, ya que casi todo el calzado proviene de otros países, lo que ha generado una reducción en la producción nacional”.

Núñez explicó que, a pesar de la situación que enfrenta la industria, “siempre están los clientes que confían más en el cuero y la calidad que en la mercancía que viene de otro lugar, que es un material sintético”.

Maximiliano Gustavino, propietario del Taller de confecciones y reparaciones Emanuel, ubicado en Pesé, provincia de Herrera, manifestó que “actualmente no está muy bien la industria del calzado, es muy difícil para nosotros competir con grandes empresas que vienen del exterior cuando los costos son muy altos y las ganancias son muy mínimas”.

Por su parte, el doctor Edgardo Gaitán, explicó que “a las personas diabéticas se les pide que utilicen zapatos protectores que cuentan con ciertas características que los hacen especiales, por lo que aquí en Panamá tenemos dos alternativas: una es una empresa que se llama Teno Farma y otra Ortopedia Nacional, que se dedican a la venta de estos zapatos especiales que son traídos de afuera, debido a que en el país no los venden”.

“Reparar calzados, tradición vigente”

ML | Maximiliano Gustavino, propietario del Taller de confecciones y reparaciones Emanuel, afirmó que “aún se mantiene activa la costumbre de reparar calzados, ya que muchas personas prefieren arreglarlos en lugar de desecharlos”. Gustavino agregó que “la reparación de un zapato puede estar entre B/.4.00 y B/.5.00, dependiendo del material que sea”.

Dueños de zapaterías aseguran que todavía existen personas que deciden arreglar sus zapatos para no desecharlos.
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fábricas en el país se dedican a la producción de zapatos.
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