El dirigente del M5S Luigi di Maio acumula dificultades en el gobierno italiano

Roma (AFP) - Tras un fulgurante ascenso, Luigi Di Maio se convirtió en uno de los dos pesos pesados del gobierno italiano, pero el joven dirigente del Movimiento 5 Estrellas (M5S) saca menos rédito político que su par ultraderechista de la Liga y ministro del Interior Matteo Salvini.
Hace un mes, Di Maio, líder del movimiento antisistema fundado por Beppe Grillo, festejaba en los balcones del Palacio Ghigi, sede del gobierno, el acuerdo sobre el presupuesto concluido con la Liga.
Sin embargo, en los últimos días enfrenta la furia de una parte de sus electores que protestan contra el abandono de muchas de las promesas de la campaña electoral quemando banderas del M5S y carnés del movimiento.
Y en las redes sociales circulan críticas y burlas sobre la falta de preparación de 'Gigino', como apodan a Luigi Di Maio.
Un contraste espectacular con la situación del experimentado Salvini, 'capitano' absoluto de la Liga, que desde la estratégica cartera de Interior desarrolla un discurso antiinmigrantes y de mano dura que hizo crecer su popularidad.
Frente a él, Di Maio tiene problemas para controlar a sus militantes, más aún cuando, a sus 32 años, ejerce su segundo mandato de diputado, el último según los estatutos del M5S.
En las elecciones generales de marzo, el M5S se convirtió en la primera fuerza política del país con el 32,5% de los votos.
Sin embargo, aceptó negociar de igual a igual con la Liga que obtuvo apenas un poco más de la mitad (17%) de los sufragios.
- Promesas olvidadas -
Ochos meses después, la Liga encabeza los sondeos electorales con 31% de intención de voto, contra 30% para M5S.
'El líder de la Liga da respuestas positivas a las expectativas de su electorado, mientras que el M5S envía mensajes negativos del tipo 'queremos hacer pero los otros no nos dejan'', analiza Stefano Folli del diario La Repubblica.
El M5S 'quiere cumplir con sus promesas, pero tiene dificultades', opina por su parte Leonardo Morlino, profesor de ciencias políticas en la Universidad LUISS de Roma.
La eterna sonrisa de Di Maio se vuelve cada vez más tirante a medida que debe abandonar sus promesas de campaña, en particular en el sur desfavorecido, donde el Movimiento 5 Estrellas obtuvo su mayor caudal electoral.
El M5S había prometido cerrar la fábrica de Ilva en Taranto, una de las plantas siderúrgicas más contaminantes de Europa, pero Di Maio, ministro de Trabajo y Desarrollo Económico, permitió este verano su venta al gigante ArcelorMittal.
La semana pasada, Di Maio dio luz verde al proyecto de Gasoducto Trans Adriático (TAP), entre el mar Caspio y el sur de Italia, que el M5S había prometido liquidar 'en 15 días' si llegaba al gobierno.
'Di Maio cumple con las promesas, pero no las suyas', las de los anteriores jefes de gobierno Silvio Berlusconi (derecha) y Matteo Renzi (centroizquierda), ironizó el editorialista Mattia Feltri en el diario La Stampa.
El joven napolitano puede en cambio presumir de haber logrado que Salvini abandonara un proyecto de amnistía fiscal para los fondos italianos depositados en el exterior.
Ese episodio dio lugar a un áspero comentario de Salvini, que criticó 'a los que no leen o no entienden lo que firman' después de que Di Maio anunciara que iba a presentar una demanda contra el que agregó esa idea sin su consentimiento.
El próximo test será la línea ferroviaria entre la ciudad francesa de Lyon y Turín, que el M5S combate desde hace tiempo y que la Liga defiende.
Ceder en ese asunto podría costarle muy caro a Di Maio.
Di Maio exhortó el lunes a su bando a cerrar filas, mencionando la formación en tortuga de los legionarios romanos, lo que dio lugar a burlas en las redes sociales ya que en el texto había pasajes copiados de Wikipedia.
'Me da miedo ver en que se está convirtiendo Italia', declaró a La Repubblica Rossana Rossanda, exresistente y periodista.
'Salvini sabe lo que quiere. Di Maio se limita a estar ahí y a sonreír', dijo.