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Las consecuencias imprevistas de la 'Patriot Act' en EEUU

01 de agosto de 2019

Washington (AFP) - Cuarenta y cinco días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente estadounidense, George W. Bush, promulgaba la 'Patriot Act' ('Ley Patriota'), una ley antiterrorista compleja cuyas consecuencias se descubrieron plenamente en 2013.

'Unir y reforzar Estados Unidos creando las herramientas apropiadas para interceptar e impedir el terrorismo': este es el nombre oficial de la ley adoptada en tres días por el Congreso y conocida por el acrónimo formado a partir de las palabras en inglés 'USA PATRIOT'. La norma significó una expansión sin precedentes de la vigilancia electrónica y telefónica en EEUU.

- Ley enorme, debate rápido -

La ley apuntaba a facilitar las escuchas y la vigilancia de sospechosos de terrorismo, incluso a través de internet.

La norma incluyó otros nueve capítulos que extendieron el tiempo de detención sin cargos a siete días para extranjeros sospechosos de actividades relacionadas con terrorismo, buscaron mejorar la comunicación entre las agencias de inteligencia estadounidenses y fortalecer la protección de las fronteras. Además, contenía medidas para minar las redes de financiamiento de terroristas.

El debate en el Congreso, en medio de la consternación nacional por los atentados, fue rápido y muchos legisladores reconocieron que no tuvieron tiempo de leer el texto. La Cámara de Representantes aprobó el proyecto por 358 votos a favor y 66 en contra, mientras que en el Senado, la votación fue 98-1. Las medidas incorporadas a la ley debían expirar cuatro años más tarde, pero algunas de ellas se han vuelto permanentes.

En aquel momento, Bush dijo que la ley era 'esencial, no solo para perseguir y castigar a los terroristas, sino también para prevenir más atrocidades'.

Un artículo en particular, el 215, fue esgrimido como argumento por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) para expandir sus programas de vigilancia fuera y dentro del territorio estadounidense. Este artículo, que estará vigente hasta junio, habilita a la NSA a recoger información sobre llamadas de teléfono, duración y horario de las comunicaciones, sin registrar su contenido.

- Programas de vigilancia secretos -

Mientras el Congreso aprobaba la 'Patriot Act', el presidente Bush lanzaba un programa secreto que permitía a las agencias de inteligencia realizar escuchas telefónicas y vigilar las comunicaciones por internet sin necesidad de una orden judicial, con el objetivo de frustrar ataques en suelo estadounidense.

El diario The New York Times reveló la existencia del programa en 2005, dejando atónitos a muchos estadounidenses. La vigilancia continúa bajo la 'Patriot Act'. En junio de 2013, Edward Snowden, un operador de vigilancia, reveló la extensión del programa al mundo entero.

'Yo autoricé la 'Patriot Act' y este es un abuso de la ley', dijo entonces el republicano Jim Sensenbrenner. La administración Bush y más tarde el presidente Barack Obama traicionaron el espíritu de la norma utilizándola como justificación legal para su programa de vigilancia, dijo Sensenbrenner.

- Control parlamentario -

Bajo la presión del público estadounidense, Obama respalda reformas de la 'Patriot Act'.

Según William Bendix, profesor del Keene State College y especialista en esta ley, la mejor forma de prevenir futuros abusos es fortalecer el control del Congreso sobre la ejecución de las disposiciones contenidas en el texto legal. 'Las leyes en sí mismas no son en general el problema; el problema es, más bien, la implementación de las leyes de seguridad y vigilancia' de forma que las agencias se apeguen a los textos 'de la forma que los legisladores lo entienden', señala Bendix. 'La experiencia en EEUU es que el Congreso frecuentemente ha aprobado leyes de vigilancia relativamente leves' y 'por directiva presidencial u órdenes ejecutivas (suerte de decretos), las agencias de inteligencia se han excedido', añade.

Bendix añade que los legisladores de Francia, que sufrió el peor ataque terrorista en años contra una nación europea, con un saldo de 17 víctimas mortales, la semana pasada, se enfrentan ahora al 'difícil reto' de esbozar medidas de vigilancia que mejoren la seguridad y les permitan mantener al mismo tiempo 'una supervisión eficaz' sobre su ejecución.

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