El coronel Roberto Díaz Herrera y el fin del proceso militar: Segunda Parte

ML: Coronel, usted denunció públicamente al General Noriega por narcotráfico y crímenes el 6 de junio de 1987. ¿Usted para entonces tenía pruebas de esas acusaciones?
RDH: Si soy sincero, de narcotráfico nó, solo mucha información que me filtraban; de crímenes sí; porque a mí me ordenó que dirigiera la ejecución de dos personas, Silverio Brown- un delincuente que Noriega utilizó para varias “misiones especiales”. Una de ellas el asalto armado a la sede del Palacio Legislativo cuando la Junta Nacional de Escrutinios realizaba el conteo y cotejo de las Actas de las elecciones de 1984; Brown y un grupo balearon ese edificio e hicieron huir a los miembros de esa Junta de modo que robaron las actas. Tiempo después, tal vez al año, Noriega me llamó delante de los también difuntos Coronel Marcos Justine y el Mayor Nivaldo Madriñán y en su presencia me dio la orden de dirigir la muerte de ese hampón que él utiliaba con una excusa de “que se había salido del tiesto y cometía actos no autorizados que dañaban la institución”, sin darme explicaciones. Lo mandé literalmente para el carajo. Le dije que “yo si tenía padre y madre y jamás me vería cumpliendo ese tipo de órdenes propias de sicarios. Se molestó y al retirarme yo dándole la espalda me gritó “coño, aquí cada uno tiene que tener su muertito”. Es curioso que luego de esa ejecución, el Inspector del DENI de entonces hizo una pequeña rueda de prensa, luego de que ajusticiaron a Silverio Brown anunciando su muerte, sin dar mucho detalles, y dijo “que se le seguía la pista por meses por estar cometiendo actos delictivos”, sin explicar ¿por qué entonces no lo habían detenido y juzgado”. Jamás dio detalles de cómo fue muerto. El otro crimen que me ordenó por vía de Madriñán, el propio Domitilo, subdirector de ese organismo y el Jefe de Homicidios Leslie Loayza ocurre cuando me visitan casi a las 10 de la noche- los recibo en una bata- y Madriñán me dice que “ya capturaron al secuestrador de un niño hebreo (entiendo que por el área de Campaña, en una operación con agentes de civil haciéndose pasar por “enviados de la familia del bebé a negociar el pago”) Posteriormente me dijeron que lo cosieron a tiros al decirle que huyera. Y que no la liquidaron a ella y se salva provisionalmente porque el bebé lloraba en sus brazos y por eso no la remataron. Y una vez el bebé junto a su familia a ella le encierran en una celda del DENI, y esa es la razón de la visita. Madriñán, en estado etílico, llega con los dos funcionarios subalternos y me dicee “que por orden de su General Noriega me ordenaban que dirigiera la ejecución de esa doméstica que estaba en una celda del DENI, porque había una orden no escrita de que todo participante en un secuestro debía ser muerto”. Con voz fuerte le pregunté a Madriñán “dónde esta esa Ley, en qué Código? Al notarme la sorna, me dirigí a Domitilo Córdoba y le dije: 2Como parece que su jefe Madriñán olvidó lo que debió aprender en la Escuela de Detectives de Lima, ¿dígame usted que es policía veterano ¿qué es lo que mandan las leyes para un caso cómo éste? “ Mirando de reojo a Madriñán, Domitilo me dijo: “Bueno, Mi Coronel, por complicidad en un plagio ella debe ser puesta a órdenes del Ministerio Público para someterla a un proceso penal”. Entonces mirando yo a Madriñán le agregué: “Lo que dice Córdoba es lo único que puedo ordenar” El extinto y malamente famoso alzando la voz me dijo, “esto no se queda así; présteme un teléfono para llamar a Mi General”. Allí mismo tenía un aparato con dos líneas y le dije: allí, cerca a ti tienes el teléfono. o”. Él marcó y le habló a Noriega y le explicó mi negativa. Entonces el dictador , con mucho licor notablemente me gritó: “Ey Roberto, cumple mi orden que te está pasando Madriñán” Volví a reiterarle, “ya te dije, jamás me verás ordenando crímenes; eso es tu costumbre no la mía y nunca lo será”. Alterado por mi respuesta me dijo “Ok, mañana arreglo eso contigo” Entonces marché de mi casa al grupo.
ML: ¿Y mataron en efecto a esa doméstica?
RDH: Por supuesto y en los diarios oficiales salió como noticia: “empleada doméstica involucrada en secuestro de niño hebreo se ahorca en su celda”. Años más tarde y ya vuelto del largo exilio recibí una citación de un Fiscal Superior homónimo de un conocido periodista, Lic Rolando Rodriguez, hoy fuera del Ministerio Público, quién luego de un interrogatorio donde no quedó en nada, sobre el caso de unos detenidos muertos en Coiba (yo estaba disgustado porque me hizo esperar como dos horas para la indagatoria) se me ocurrió preguntarle al funcionario: ¿Usted recuerda el caso de una humilde empleada doméstica involucrada en un secuestro de un bebé de familia hebrea? Y de modo casi inmediato me respondió: “Si, como no; yo la vi viva en una celda de DENI ya tarde en la noche y cuando llegué temprano al día siguiente, me dijeron que el Mayor Madriñán la había estrangulado. Le repregunté, ¿era ya usted Fiscal? Me dijo que no, que era un simple abogado asistente de la Fiscalía Auxiliar con sede en el DENI. Quise preguntarle-pero estaban sus asistentes: “¿Y acaso no conocía usted las leyes; por qué no denunció ese crimen si supo del caso? Miren que estoy citando nombres de personas vivas; creo que Domitilo Córdoba y Leslie Loayza, padre, creo que están vivos hoy día, igual que el abogado Rodriguez. Es decir, hay sin duda “personajes hoy fallecidos o vivos algunos que son cómplices por omisión, como ex Magistrados de la Corte, algún ex Procurador de la Nación, ex fiscales y asesores legales, que pasaron agachados en estos actos criminales que si bien los ordenaba o guiaba Noriega, jamás estos funcionarios judiciales de entonces hicieron nada para detener esa aberraciones. ¿sus motivos? Terror a represalias y por supuesto complicidad oficializada en todos esos desmanes. Esa faceta histórica jamás se ha tocado.
ML: Coronel Díaz Herrera, usted ha mencionado información de que los Carteles Colombianos estaban tan presentes con Noriega que el propio Pablo Escobar era atendido de modo especial y que hasta guardaba sus aviones en el aeropuerto de Paitilla en hangares del propio Noriega. ¿No es extraño que usted como segundo al mando nunca lo hubiera visto o no tuviera una información directa sobre esos hechos, en una posición tan alta como la suya? O acaso y disculpe, ¿si lo sabía y solo lo dijo a partir del 6 de junio cuando denunció públicamente al dictador?
RDH: Su pregunta no me molesta ni me extraña; es más bien lógica. Parece raro, sin duda, que un segundo en la cadena de mando estuviese tan cerca de Noriega y tan lejos de esos hechos. Parece, con razón, difícil creerlo. Pero hay que tener presente que “los métodos de espionaje y contraespionaje y seguridad en general” de Noriega fueron aprendidos desde oficial subalterno por la CIA, que ya lo había reclutado y hay versiones de que lo hizo desde Cadete- no me consta- para “espiar en la Academia Militar en Lima a los cadetes que tuvieran inclinaciones o contactos con gentes de izquierda”. Era ese un país alineado en sus gobiernos y sus fuerzas armadas con un feroz “Macartismo”, es decir, un anticomunismo y anti izquierdismo feroz. Y no solo era prohibido para los estudiantes y miembros de las Fuerzas Armadas tener contactos con comunistas, sino que tampoco le permitían tener amistades en el Partido APRA, enorme entonces y muy popular, el que creo un talento regional, no solo peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre. Un claro ejemplo de ello es que por los años de 1950, tuve un profesor de matemáticas en la Escuela Normal de Santiago, Germán Guerrero, nada menos que un Capitán del Ejército del Perú, fugitivo de su gobierno por ser un cuadro del APRA. Vivió junto a su esposa en Santiago por 2 o 3 años hasta que pudo retornar al Perú.
ML: Pero lo volvemos a la pregunta, ¿cómo es posible que en su alta posición no supiera nada de la intimidad de Noriega con los Carteles?
RDH: Porque Noriega, entrenado por la CIA utilizaba- igual que lo hacen organismos de espionajes como la vieja KGB o la israelita MOSSAD, y otras a una total “compartimentación de las acciones de Inteligencia”. Es decir, por ejemplo, Noriega tenía a solo un par de gentes para hablar con la DEA los asuntos de narcotráfico, en este caso el finado Rafael Cedeño, que pudo huir a Mëxico donde murió y otro de apellido Quiel y tal vez alguno más. Incluso gente de íntima confianza del dictador como Madriñán o Papo Córdoba no podían ser enterados de nada de lo que esos hombres manejaban. Como en la CIA o DEA, un agente tiene una misión que no puede compartirla con nadie, ni siquiera con un compañero íntimo de él, que además es su compadre.
ML: Podemos entender que a usted siendo el segundo al mando lo marginaron totalmente de esos temas escabrosos de narcotráfico. ¿Cree que otros miembros del Estado Mayor sí lo sabían?
RDH: No tengo pruebas de ello, pero si me llamó la atención que el difunto Coronel Marcos Justines, estando Noriega en el exterior- siendo él G-4, o director financiero de la institución, me visitó en compañía del Tte Coronel Julio Ow Young- creo que era el G-2 de turno- jefe de inteligencia, aunque en verdad Noriega seguía manejando todo- y me dice casi literal: ¡Ey Bob (me llamaba así) Allí tenemos un par de millones que le decomisamos a Ricardo Tribaldos y a Gabriel Méndez, luego de que se le entregaran como donación de campaña a Nicky Barleta, pero luego que éste se dio cuenta de que procedían de gente de los carteles colombianos, los devolvió. ¿Qué quieres que hagamos con esa plata? Reaccioné intuitivamente y rápido (Justine nunca me llevaba ese tipo de información a mí sino al propio Noriega), y tajantemente le repliqué : “¿Dime, desde cuándo me consultas ese tipo de enredos a mí? Espera que llegue tu jefe, que es el que conoce de esos líos y tu lo sabes?” De inmediato sospeché con razón que “querían hacerme una trampa para dejar constancia de que yo aceptaba dinero del narcotráfico”.No puedo asegurar, pero tampoco negar que Justine conocía mucho de esos asuntos delictivos. Luego supe que el intermediario para ese tipo de conexiones con los carteles colombianos era el Tte Coronel Julián Melo, que había sido por orden de Noriega Agregado Militar de Panamá en Colombia y luego Secretario Ejecutivo de Noriega. Ahora, ¿por qué culpar solo al propio Noriega y a un par de jefes militares nuestros, si la propia CIA, LA DEA, EL PENTÁGONO Y AÚN LA CASA BLANCA sabían que había un enorme trasiego permitido por Estados Unidos para que los carteles, utilizando el poder de Noriega y sus conexiones íntimas con él al igual que con generales de Honduras, El Salvador y miembros de mafias intermediarias habían propiciado “La Operación Irán/Contras, cuya parte regional era el plan de entrenar, armar, pagar, dotar de equipos y salarios a un grupo de mercenarios, ex miembros de la Guardia Nacional de Somoza, para sacar a los “Sandinistas comunistas nicaragüenses del poder a punta de balas”. De eso hay millones de páginas en la Web. Tal escándalo negado rotuntamente al inicio por el presidente Ronald Reagan y el vicepresidente George W. Bush, luego les explotó, tiempo más tarde, en la cara a ese régimen, cuando fluyó más información detallada (tal vez en algo contribuyó mis declaraciones contra Noriega en junio de 1987 que por llegar al país decenas de reporteros internacionales se fue hasta el Congreso y Senado de esa potencia, donde algunos senadores como el demócrata John Kerry iniciaron investigaciones privadas y a escarbar profundo. A la postre, un Reagan avergonzado ante el escándalo de “que estaban autorizando sin conocimiento del Congreso operaciones ilícitas e inmorales”, terminó hipócritamente diciendo “que lo habían engañado y destituyendo a unos 4 altos funcionarios, como el Secretario de Defensa Caspar Weinberger, el Director de Seguridad Nacional Vicealmirante Poindexter, y al Subsecretario de Estado Elliot Abraham, además de reconocer que habían tenido como un alto intermediario en todas esas operaciones clandestinas al Tte Coronel Oliverth North, quienes fueron sometidos a interrogatorios fuertes por distintos Comités del Senado. Al final no condenaron a nadie y al llegar Bush padre a la presidencia- el que en verdad era el estratega de todo- los indultó. Un par de años más tarde un periodista demasiado informado, ganador de un Pulitzer, Gary Web, publicó información detallada y explosiva de todo eso en un diario de tercera “El San José Mercury News”, que sacudió los actores políticos de Washington. Destituido luego y acosado por la inteligencia oficial que literalmente lo amenazó y acorralo, eso le valió el divorcio, y finalmente la muerte, en un acto bien armado para hacer ver que se suicidó.
ML: La verdad Coronel Díaz Herrera, ¿usted cree que esos hechos los conoció al menos un porcentaje de nacionales?
RDH: No creo que ni el 0,1%, más allá de una docena de los que Noriega tenía en su entorno. Ni aún hoy, a tantos años, los nacionales saben de esas tramas oscuras y ocultas. Por eso creo, por el bien de las generaciones futuras, que al menos sintetizadadamente -porque todo es demasiado extenso- vale la pena tratar de aclarar, al menos lo que se pueda a los nacionales y sobre todo a los jóvenes. Hoy día no hay menos narcotráfico y trasiego de drogas en nuestro país, hay mucho más. Hubo un reciente mandatario que expresó “que hasta en el Palacio Legislativo había conexiones con narcotraficantes”. ¿Será posible? ¡Quién sabe! Y los métodos del narcotráfico y el lavado de dinero sucio son hoy mucho más sofisticados. Preguntémonos: Si el principal mercado de las drogas es Estados Unidos, ¿por qué no vemos altos capos gringos capturados y juzgados allá, sino que le echan toda la basura a Pablo Escobar en época pasada y más recientemente al Chapo Guzmán? No hay ningún fulo anglosajón reluciendo.