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Iglesia, preocupada por las deportaciones masivas

23 de febrero de 2025

En la homilía, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta se refirió a las deportaciones masivas que está impulsando el nuevo gobierno de Estados Unidos, afirmando que “la conciencia rectamente formada no puede dejar de realizar un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que identifique, de manera tácita o explícita, la condición ilegal de algunos migrantes con la criminalidad.

Al mismo tiempo, se debe reconocer el derecho de una nación a defenderse y mantener a sus comunidades a salvo de aquellos que han cometido crímenes violentos o graves mientras están en el país o antes de llegar”.

Durante su intervención en Capilla de la Universidad Católica Santa María de la Antigua, el sacerdote recalcó el estado de vulnerabilidad e indefensión en la que se encuentran estos seres humanos.

“El acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión”.

Agregó, “esta cuestión no es menor: un auténtico estado de derecho se verifica precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, en especial, los más pobres y marginados. El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables”.

Hizo un llamado a la política, que se regule la migración ordenada y protegida por la ley. “Exhorto a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados. Con caridad y claridad todos estamos llamados a vivir en solidaridad y fraternidad, a construir puentes que nos acerquen cada vez más, a evitar muros de ignominia, y a aprender a dar la vida como Jesucristo la ofrendó, para la salvación de todos” (10-II-2025)”, manifestó Ulloa.

Con la frase, lo que mal comienza, mal terminará, recalcó que “si entre nosotros hay algún migrante necesitado, hagamos por él cuanto quisiéramos que hicieran por nosotros, si estuviéramos en su situación. Es el mandato de Jesús y atenderles de corazón es condición para entrar al cielo”.

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