Opinión

Amaneceres con hambre de oportunidades

15 de agosto de 2025

El día comienza más temprano para unos que para otros. Hay quienes, apenas despuntan las primeras luces, salen con la esperanza de encontrar un trabajo o de generar el dinero que les permita cubrir lo básico. Son rostros que la prisa de la ciudad ignora, pero que sostienen gran parte de su movimiento.

La realidad golpea más fuerte cuando no hay un respaldo certero por parte del gobierno. Muchas personas viven en una carrera diaria por la subsistencia: hoy venden algo, mañana hacen un “camarón” y pasado buscan un nuevo ingreso. No hay seguridad laboral, no hay estabilidad, y mucho menos políticas que garanticen un empleo digno.

Mientras tanto, el costo de vida sube y las oportunidades reales parecen escasear. El mercado informal se convierte en refugio para miles, aunque no ofrece jubilación, seguro médico ni estabilidad. La desigualdad se agranda y el cansancio se acumula, porque trabajar sin certeza es como remar sin ver la orilla.

No se trata de romanticismo sobre el esfuerzo, sino de justicia. Un país no puede conformarse con ciudadanos que sobreviven al día; necesita que puedan planificar, soñar y crecer. El verdadero progreso no se mide en edificios nuevos, sino en la certeza de que, al salir de casa, habrá algo más que incertidumbre esperando. * Periodista.

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