Criar hombres con valores, no con mitos machistas

En muchas familias, aún persiste la peligrosa costumbre de celebrar cuando un niño dice que “tiene novia”.
Algunos adultos incluso lo incentivan con frases como “¡así me gusta, como todo un hombre!”, sin darse cuenta de que están plantando la semilla de un machismo que, más adelante, puede florecer en relaciones dañinas, conductas irresponsables e incluso violencia hacia las mujeres.
Criar a un varón no debería significar enseñarle a acumular conquistas amorosas como trofeos, ni menos aún hacerle creer que su valor como hombre está determinado por la cantidad de novias que tenga a su lado.
Educar a un niño es enseñarle a respetar, a reconocer emociones, a asumir responsabilidades y a construir vínculos sanos basados en el afecto y la empatía, no en la dominación ni la competencia.
La masculinidad mal entendida ha sido uno de los pilares de muchas desigualdades sociales. Generaciones enteras han crecido con la idea de que un “hombre de verdad” no llora, no se compromete y debe demostrar su hombría conquistando.
Este discurso, transmitido desde la infancia, no solo afecta a las mujeres que luego enfrentarán actitudes posesivas y desconsideradas, también daña a los propios hombres al limitar su libertad emocional y su capacidad de amar sanamente.
* Periodista.