Opinión

Despatillarse o arrodillarse

01 de agosto de 2019

Miguel A. Espino Perigault
miguelespinop@yahoo.com.ar


El Diccionario de Americanismos de la Real Academia registra el panameñismo ‘despatillar, -se’, como ‘abrirse alguien de piernas’. Además, el diccionario de la RAE presenta ‘arrodillar’, con el significado de ‘ponerse de rodillas’ y ‘hacer que alguien hinque la rodilla o ambas rodillas’.
En nuestra cultura popular se relaciona la primera palabra con el sexo y la segunda con la oración y lo religioso. En ambas se trata del ser humano en cuanto cuerpo y de su lenguaje corporal. El cuerpo es, para el cristianismo, maravilla creada por por Dios como hombre y mujer, para la amorosa comunión conyugal en “una sola carne” y para generar vida en familia.
Pero, así no lo ven los diputados proponentes de los proyectos sobre Salud Sexual y Reproductiva (SSR), originados en las Naciones Unidas y atados a ideología de género. Las dos palabras nos facilitan presentar el problema de fondo.
‘Despatillarse’ no significa una acción mala ni antinatural. Pero, se convierte en vocablo tendencioso, incluso ofensivo para la mujer, por su visión sesgada sobre el cuerpo. Ninguno de los posproyectos educa a los jóvenes sobre la verdad del lenguaje del cuerpo. No educan, solamente informan. Ignoran la dimensión ética; espiritual; de la sexualidad. Solamente ven dimensión hedonística, animal. Se habla y se sobreentiende de “Derechos” sexuales a los niños; de placeres corporales; de coito temprano y embarazos ocultados a los padres. Se habla de anticonceptivos y aborto. Todo ello excluido de la patria potestad.
A esta interpretación de la sexualidad ideologizada se oponen, con la verdad y firmeza, las organizaciones defensoras de vida y de la familia. Para colmos el problema se agrava con manipulaciones tendenciosas de activistas de género. Gran daño moral causa atar la educación sexual a un simple despatillarse, implícito en la ideología de género.
En cambio, la educación sexual desde la perspectiva ética y moral representada por el arrodillarse, eleva el lenguaje del cuerpo al lenguaje de la verdad. El cuerpo se verá como ‘Templo del Espíritu Santo’, según enseña la iglesia: Un tesoro de la mujer y el hombre.
Ver su cuerpo como templo de Dios, motivaría conductas sexuales éticas y morales en los jóvenes panameños.
*El autor es comunicador social.

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