EDITORIAL : El lenguaje de los violentos

Ninguna protesta violenta es buena. Los que organizan protestas, bloqueo de carreteras o levantan barricadas hablan con el lenguaje de la rudeza.
Cuando la manifestación se convierte en un acto de desórdenes públicos, los agentes de la ley tienen que intervenir para garantizar el libre tránsito, la seguridad pública y de los bienes públicos y privados.
Nada justifica y es inaceptable que se bloqueen carreteras estratégicas, se impida el transporte y atente contra las actividades económicas.
Mucho más grave cuando los que intervienen, se cubren los rostros, utilizan armas caseras para causar daño, lanzan bombas incendiarias o levantan barricadas y sólo promueven el incendiarismo.
La violencia que se engendra desde el corazón de algunas organizaciones radicales y extremistas hay que combatirla con todo el peso de la ley.