EDITORIAL : La Autoridad
El reciente incidente entre un agente de la Dirección de Operaciones del Tránsito de la Policía Nacional (DNOT) y un particular identificado como funcionario de la Aduanas visibiliza el irrespeto reciente hacia las autoridades civiles y uniformadas. Todos los días observamos altercados, insultos, ataques y amenazas contra los agentes que cumplen con sus responsabilidades. Esta osadía, a veces delictiva, se terminará cuando las sanciones sean ejemplares. El país no se puede permitir un estado de anarquía y mucho menos el desconocimiento de las responsabilidades que tienen las autoridades, en este caso los agentes uniformados. Mucho más grave cuando el principal involucrado trabaja en una entidad que también está obligada al cumplimiento y aplicación de la ley. Si aceptamos como buena la ley de la selva, daremos paso a prácticas salvajes.
