El azúcar me carcome por dentro
Es patético cuando lloras (“a moco tendido”, como diría mi mamá) porque estás antojado por un pedazo de flan y no te lo puedes comer porque tienes 28 años y eres diabético. Por más antojo que tengas, sabes que te va a hacer daño y te da coraje y rabia, te enojas contigo mismo y te frustras, te sientes miserable y empiezas a llorar como un niño. A mí me pasó una vez en mi anterior trabajo: Una muchacha hizo un flan y se lo regaló a otra compañera con la que tenía amistad, como la cocinera se sentaba en el puesto que está al lado del mío, me tocó ver toda la escena. El flan se veía espectacular. ¡Qué ganas de comérmelo! Ante la imposibilidad, las lágrimas y la pataleta infantil. En mi caso es patético, porque yo tengo la culpa de no poder comerme esa rebanada de flan. Tengo 28 años y desde el 2014 sé que tengo diabetes tipo 2, la llamada “diabetes de adulto” o, mejor, “diabetes no insulino dependiente”.
José María Torrijos Legazpi
@TorrijosLegazpi
*El autor es comunicador social.
Fragmento tomado del texto original: www.torrijoslegazpi.com