El error de romantizar la pobreza
Hace unas semanas nuevamente una escena triste que resalta la pobreza en la que viven las familias fue compartido como un ideal de humildad. Se trató de un infante que se negaba a comerse la proteína de su plato porque quería llevársela a su hogar y regalársela a su madre.
Lo increíbles es que cientos de personas se volcaron en redes afirmando que era una escena que exaltaba la humildad del niño y los valores inculcados en casa, una vez más, romantizando la pobreza, precariedad y sufrimiento de los más pobres.
A esa edad, los niños no deberían conocer qué es pasar hambre, no deberían racionar sus alimentos, ni tampoco preocuparse por las carencias en las que viven. Es una edad para vivir sin inquietudes.
Romantizar la pobreza es un peligro porque se le dan connotaciones casi divinas a aquel que vive en la miseria. Como sociedad es peligroso exaltar la pobreza como un rasgo positivo al que aspirar.
Otros ejemplos son: felicitar a quienes se levantan a las 3:00 a.m., para poder llegar a tiempo al trabajo o felicitar a aquel jubilado que sigue activo trabajando porque su pensión no le sirve para absolutamente nada… Todo esto sin abordar soluciones para mejorar la calidad de vida de manera integral.
Gina Arias Rivera
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