Opinión

La boludez como conducta política

01 de agosto de 2019

En Uruguay y en Argentina se emplea mucho la palabra que da título a este artículo. Significa hecho o dicho tonto. La palabra que utilizamos entre nosotros es más ordinaria. En un breve cuento del uruguayo Mario Benedetti, dos prisioneros políticos recién encerrados conversaban sobre las razones de su aprisionamiento. Uno dijo: "A mi me arrestaron por haber hecho explotar una bomba". Y pregunta al otro: "¿Y, a vos, por qué?". Y este contestó: "Por boludo".
Así se comportan muchos activistas del apostolado laico católico cuando actúan en la sociedad política como miembros de la sociedad civil que representan, sin entenderlo. Así se comportan damas que se dicen católicas, pero aprueban el aborto y el antinatural matrimonio homosexual. Así se comportan hombres que no se atreven a serlo y se declaran féminas.
La boludez está en creerse el cuento de la ideología de género, que desconocen, y que les engaña con que son dueños y creadores de ellos mismos. Al menos, parecen creerlo. Pero, hay boludos que no captan las manipulaciones de activistas de género, expertos en las malas artes de la mentira.
Esto sucede en nuestro medio, a propósito de la actividad de algunos diputados por temas de la sexología humana, la vida y la familia. Estos temas alborotan el nido de víboras que representan los activistas de la ideología de género. De allí saltan para no darles tregua, con sus consignas, a los diputados interesados en estos importantes temas.
Políticos y periodistas, cuya actividad esencial es la comunicación, son los llamados a informarse y a informar, según sus responsabilidades profesionales. La finalidad de la política es dirigir el gobierno desde el poder y, mediante la crítica, desde la oposición, para alcanzar el bien común, fin del Estado. La finalidad de ambas, política y comunicación, es la verdad. Pero, en ambos campos, muchos actúan como boludos.
El más reciente ejemplo de boludez política se ha protagonizado con relación a la Ley del Adulto Mayor, que pasa a segundo debate. Se trata del proyecto de ley que puede conducirnos a la eutanasia, o "muerte piadosa", como la llaman los de género. Sin embargo, el peligroso proyecto tiene la entusiástica aprobación. ¡Nada menos! que de la representante del Arzobispado de Panamá. A la representante del arzobispado en la comisión de estudio no le llaman la atención los términos "discriminación por orientación sexual", "muerte digna", y la infaltable "género", utilizada para no hablar de sexo, que es lo natural. Con boludeces como las de la ingenua representante del arzobispado, los activistas de género hacen de las suyas. Felizmente, todavía hay tiempo para informarse... y rectificar.
*El autor es comunicador social.

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR