La educación no es un negocio

Las huelgas en el sector educativo tienen un impacto significativo en la formación de los jóvenes en Panamá. La pérdida de clases afecta el sistema de aprendizaje y tiene consecuencias graves en el desarrollo de los estudiantes.
Las protestas son un derecho, pero no se puede seguir permitiendo que los estudiantes sigan sin ir a las aulas escolares y provocando brecha en el conocimiento, porque un día de interrupción de clases equivale a tres días de pérdidas que genera un vacío difícil de recuperar y aquellos estudiantes que ya enfrentan problemas académicos o sociales quedan aún más rezagados. La educación no es solo transmitir información, es también una rutina, una construcción diaria de hábitos y pensamientos críticos, y cuando esta se rompe, se debilita la motivación del estudiante, se altera la disciplina y se pierde valioso tiempo de formación.
Recordemos que la suspensión de clases puede tener consecuencias a largo plazo, como dificultad para entrar a la universidad y oportunidades de empleo a las futuras generaciones.
Es importante que ambas partes encuentren la manera más efectiva de dialogar, donde se garantice el derecho de los trabajadores, sin que los estudiantes de escuelas estatales sigan siendo los principales perjudicados.
* Periodista.