La madre un don de la dulzura
Madre querida del alma. Madre querida amada, pienso en ti todo el día. Todos los días una lagrima tuya quema más que una lava de cualquier volcán en erupción...por ello, lloro, para limpiar mi alma.
De todo dolor, que te pueda haber causado. Madre querida, madre, amada del alma, corazón de corazones.
Dios, en su infinita sabiduría te dio el alma de la dulzura.
Para que pueda gritar a voz de cuello soy tu hijo. Y lavar, todos mis pecados cometidos y por cometer.
Madre del alma mía. Por ello tu santo nombre, quiero y necesito pronunciarse tu santo nombre le pido a Dios, que te cuide, que te mantenga sana te, proteja...y por causa del destino, me llegaste a faltar, solo le pido a Dios... que te coloque en el lugar que te mereces. Y ese es junto a Él.
O así como la gota de agua...regresa al lugar de origen...el mar... tu serás como un rayo de luz que regresa a su origen divino, Dios.
* El autor es profesor de Lógica y periodista.