Llegó la tradición y alegría de los panameños
El llamado “verano” en Panamá trae consigo un aire de festividad que trasciende generaciones. Desde los carnavales llenos de colores hasta las ferias locales que evocan nostalgia, estas celebraciones no son solo un respiro del ajetreo diario, sino una forma de preservar tradiciones y unir comunidades.
En muchas provincias, el verano se convierte en una plataforma para mostrar lo mejor de la cultura local: bailes típicos, gastronomía autóctona y actividades que fortalecen la identidad colectiva. Más allá del disfrute, estas festividades nos recuerdan la importancia de la interacción humana en un mundo cada vez más digitalizado. Sin embargo, no debemos ignorar los retos que enfrentan estas celebraciones.
La sostenibilidad es uno de ellos. La contaminación generada por el exceso de desechos y la falta de conciencia ambiental empaña el significado de las festividades. Es nuestro deber disfrutar y también cuidar. El verano no es solo una estación; es un recordatorio de que la vida está hecha para celebrarse, de que la alegría es contagiosa y de que, en la unión de las personas, encontramos una razón para seguir adelante.
* Periodista.