Opinión

Mater Mea

02 de agosto de 2024

“Aprendiste a volar sin darte cuenta, entre nubes y estrellas”. Solo cerraste tus ojos y dejaste de soñar, para despertar en nubes rosas en las alas de los ángeles. Llegaste con invitación V.I.P en los brazos de Jesús y todos los seres queridos que sé adelantaron que te acompañaron acá en la tierra, sé que estás sonriendo, ya no hay dolor.

Dicen que el tiempo mitiga el dolor, primero con la muerte de mi padre ya hace once años y ahora reciente la de mi madre, hoy puedo hablar del sentimiento sin que se inunde mis ojos de lágrimas, aunque mi corazón este roto, puedo hablar de sus recuerdos sin angustiarme por su ausencia y poder conectarme con otros que han pasado por lo mismo.

Nunca será fácil la muerte de una madre, aunque nos cueste reconocer esa frase gastada “ya descanso”, sabiendo que venía sufriendo de “El mal del olvido”.

Es difícil decir adiós, pero debemos encontrar las fuerzas para seguir adelante aceptando el duelo, honrando la memoria de nuestra madre, y cuidando de nuestra salud física y emocional.

“Ya dejé de verte con mis ojos, pero si en mi mente y en mi corazón estarás siempre presente”.

* El autor es docente.

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