Opinión

Panamá y los mosquitos

01 de agosto de 2019

Oliver Toribio M.
[email protected]


La verdadera lucha histórica de Panamá no es contra el enclave estadounidense, sino contra los mosquitos transmisores de la fiebre amarilla, malaria y otras enfermedades. El aegypti y anopheles siempre han estado en la palestra pública del Istmo. Es indudable su implicación, en primera instancia, con el intento de Francia de construir un canal en el siglo XIX. El 20 de enero de 1882 iniciaron formalmente las obras del canal interoceánico por los franceses. En esa fecha, se marcó un hito, un antes y después, cual punto de no retorno en la historia de la nación.

La propuesta de una vía marítima artificial que uniera al poderoso mar Caribe con el inmenso océano Pacífico, empezó a tomar forma seis años antes, cuando en 1876, la Sociedad Geográfica de Paris promovió un comité dirigido a llenar los vacíos sobre el conocimiento del área centroamericana y que, finalmente, concluyó que la mejor opción sería por el Istmo de Panamá.

Todos los esfuerzos para dominar los cerros de la cordillera central que fueron realizados por los europeos fracasaron por la pobre planificación, el despilfarro y las enfermedades, entre ellas la fiebre amarilla y la malaria que, a la postre, incidieron junto con la falta de fondos, en la decisión de suspender definitivamente la obra.
A inicios del siglo XX, (luego del rechazo del convenio Herrán-Hay, suscrito entre Colombia y Estados Unidos, firmado el 22 de enero de 1903) y tras el nacimiento de la nueva república bajo la sombra del tratado Hay-Bunau Varilla, del 18 de noviembre de 1903) el gobierno estadounidense retomó el proyecto, no sin antes hacer un alto para combatir al verdadero causante, los mosquitos, limpiando el territorio que se llamaría, posteriormente, como la ‘zona’ jurisdicción comprendida entre bahía Limón y la ciudad de Panamá. Esta acción trajo como consecuencia inmediata que se acabaran las fatalidades.
La mega obra fue concluida y entró en funcionamiento en 1914, comenzando también con la implementación de la quinta frontera amparada en la ‘perpetuidad’, término legal que fuera suprimido por James Carter y Omar Torrijos en 1977. Sin embargo, los mosquitos han continuado, cual guerrillero en la montaña, atacándonos con el dengue y ahora con nuevas armas biológicas como el virus Zika, todo bajo la complicidad nuestra que mantenemos los criaderos, en la estación seca, en nuestros hogares.
*Periodista y editor de Metro Libre.

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR