Personas saludables, economía sana


Un país sano puede ser más productivo y competitivo. Panamá se encuentra en un momento crucial cuando hablamos de salud, no solamente, por las reformas a la Caja de Seguro Social (CSS). Ya está más que claro que es un tema que no puede esperar. Sino también, por la necesidad de aumentar la inversión en salud e innovación. Pero al hablar de inversión, en todos los aspectos, no podemos obviar las tristes finanzas del Estado panameño y la imagen a nivel internacional del país. A pesar que la Caja de Seguro Social (CSS) tiene un sinnúmero de deficiencias, a lo largo de los años, de una u otra manera ha servido a las familias panameñas. Aunque quieran solucionar todo con acetaminofén. Las autoridades y los hogares panameños deben ser consciente que las enfermedades también tienen un impacto en el crecimiento económico.
Múltiples estudios muestran que cada vez es más común que las personas en edades de trabajar estén sufriendo enfermedades y eso repercute en la productividad. Lo que desencadena en la disminución de la fuerza laboral, desigualdades y poblaciones más vulnerables.
Lo que me lleva a pensar que el sistema sanitario no solo debe reconocerse como un ente para tratar enfermedades, sino un pilar fundamental para el crecimiento socioeconómico. La sociedad aquí también juega un rol importante. Como ciudadano no podemos esperar que el gobierno solucione todo. También tenemos que poner de nuestra parte. Lo que sí debemos fiscalizar es que todos podamos tener derecho a la salud. Por supuesto, un servicio de calidad. Un servicio de calidad para todos, no solamente algunos.
Los estudios muestran que la migraña y la diabetes, son las enfermedades más significativas en términos de carga socioeconómica.
De acuerdo a la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (FEDEFARMA), las enfermedades le restan en promedio 35% al Producto Interno Bruto (PIB).
Aumentar los recursos financieros es importante, sí. También, es fortalecer la capacidad de gestión del sector público, la coordinación y establecer sinergia con el sector privado. Mayor empatía del personal sanitario, así como reconocerle su trabajo. Una persona sobrecargada de trabajo puede afectar la productividad y la calidad de la persona como del servicio o producto que ofrece. No es justo que personas pierdan la vida por la falta de un servicio de salud de calidad.