Opinión

Reflexiones sobre el movimiento estudiantil universitario y el 9 de enero de 1964

08 de enero de 2021

La formación de la Nación Panameña es un proceso histórico que se fragua como resultado de múltiples factores con la intervención entusiasta de lo más granado de la juventud y la sociedad panameña; es un rosario generacional que se fue fortaleciendo década tras década hasta lograr la constitución de un estado soberano, libre y dueño de su propio destino.

Enero de 1964 marca un hito fundamental en ese proceso por logar la eliminación del tutelaje extranjero en nuestro territorio; dicho en otra forma: el 9 de enero de ese año las fuerzas populares de la sociedad panameña, abren una nueva página de ese glorioso libro histórico de lucha de los movimientos estudiantiles y populares de nuestro pueblo.

La eclosión de la insurrección del pueblo panameño el 9 de enero, fue la culminación de una serie de sucesos avasallantes que sufrió nuestro país durante años, producto de un estado colonial en el propio corazón de nuestra Patria.  Hay toda una secuencia histórica de estos actos en contra de nuestro pueblo, y que han sido recogidos en diversos escritos y obras por ciudadanos meritorios que no es el caso mencionar en estos momentos.

A 57 años de conmemorarse esta gesta inolvidable es justo y refrescante hacer algunas reflexiones y vivencias de ese instante, sobre todo por la participación destacada de dirigentes universitarios de la Universidad de Panamá.

En las actuales circunstancias en donde todo gira en torno al presente, creo que la ocasión es propicia para detener el tiempo y auscultar, aunque sea por un instante, ese momento histórico, lleno de heroicidad y valentía; de fortaleza y coraje de muchos panameños.

Los incidentes de esa tarde del 9 de enero se concentran en la manifestación institutora hacia la Escuela Secundaria de Balboa y cuyo liderazgo recayó en la Asociación Federada del Instituto Nacional (AFIN) y en el grupo estudiantil “12 de diciembre”.

Sin embargo, hay que agregar que en cumplimiento del acuerdo suscrito entre los gobiernos de Panamá y Estados Unidos que establecía que la bandera de nuestro país fuera izada en ciertos puntos y establecimientos públicos como el Puente de las Américas, el Edificio de Administración y la Escuela Secundaria de Balboa, entre otros, días antes al 9 de enero, ese mandato acordado por ambos gobiernos fue irrespetado.

Nuestro emblema patrio era arrancado y pisoteado por grupos civiles zonian, que eran norteamericanos nacidos en la antigua zona del canal y que veían amenazados sus privilegios y prerrogativas que les proporcionaba el vivir en ese sitio.  La Estrella de Panamá recoge denuncias y fotos de esos actos vandálicos que provocan mucho malestar entre los panameños, y que la Federación de Estudiantes de Panamá lo plantea públicamente en ese momento.

Esas acciones encienden la llama de la insurrección popular que generan los incidentes en la Escuela de Balboa y que todos conocemos.

En la Universidad se iniciaba el turno de la noche.  Entre las cinco y seis de la tarde ya se conocía lo que había ocurrido en Balboa y la agresión de que habían sido objetos los compañeros de la AFIN y del movimiento 12 de diciembre; por lo que miembros de la Unión de Estudiantes Universitarios convocan urgentemente una asamblea estudiantil para informar sobre lo que acontecía en el Palacio Legislativo y tomar medidas inmediatas.  Víctor Ávila, Secretario General de la Federación de Estudiantes de Panamá, en un encendido discurso convoca una marcha hacia el lugar donde ya se aglomeraba el pueblo que airadamente rechazaba la agresión a nuestra bandera y a los institutores esa tarde.

La Escuela de Periodismo funcionaba en la planta baja de Humanidades y muy cerca del Paraninfo, por lo que nos fue fácil, a quienes estudiábamos, escuchar la arenga que se hacía en la entrada del histórico recinto.

Cerca de las seis de la tarde salimos hacia le lugar en donde se daban las incidencias. Podríamos ser ente 500 a 600 estudiantes que al llegar a la bifurcación de la calle José Domingo Espinar y la Frangipani nos dividimos en dos grupos.

Quienes íbamos un tanto rezagados tomamos la Espinar que desemboca en la Avenida Central, lugar conocido como la Cuchilla.  Al pasar la antigua Casa Miller y llegar cerca de una garita de policía de tránsito se inician los primeros disparos.  Al escuchar los impactos y gritos de la gente, mi compañero de marcha y de clases, Cesar Gómez y yo, nos tiramos al sueño asfaltado, viendo a unos metros dos chispazos que fue lo que nos colocó en la amarga realidad de lo que en efecto ocurría.

Temprano el día 10, cuando aún continuaba el genocidio contra el pueblo panameño, la Federación de Estudiantes de Panamá, convoca en el Paraninfo de la Universidad una gran asamblea a la que se invita a las organizaciones sindicales, profesionales, Magisterio Panameño, dirigentes campesinos y artistas.  Esa magna reunión de todas las fuerzas vivas fue presidida por el estudiante universitario Víctor Ávila, Secretario General de la FEP.

Expresa el propio Ávila sobre esta reunión, tal vez la más importante que se da hasta ese momento lo siguientes: “Se decidió elaborar un documento que expresara los anhelos fundamentales de la Nación; porque hasta esa hora la lucha directa y heroica no estaba acompañada de un planteamiento integral que recogiera las aspiraciones del pueblo panameño”.

Nuevamente el paraninfo universitario sirve de marco trascendental para los puntos que elabora, como propuesta, la comisión designada para tal propósito; Universitarios, en el primer piso del viejo edificio de la Facultad de Humanidades.

Dicho documento fue acompañado por una gran marcha que sale de la Universidad de Panamá, a la que se Panamá van agregando miles de panameños.

El histórico documento que se le entrega al Presidente Chiari recoge en síntesis demandas por las que nuestro pueblo habían luchado por décadas y que frente a la agresión no podía haber vuelta atrás.

-Ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos;

-Denunciar y acusar a Estados Unidos de agresión ante las Naciones Unidas;

-Abrogación del Tratado Hay-Buneau Varilla y negociaciones inmediatas;

-Demandar la salida de las bases militares norteamericanas del territorio panameño.

Los hechos del 9, 10 y 11 de enero golpearon duramente al pueblo panameño; pero lo acontecido sirvió de acicate a la motivación y a la lucha sostenida de todas las fuerzas vivas de nuestro país por lograr la recuperación de nuestro territorio en la antigua zona del canal.

Dura fue la lucha para el movimiento estudiantil…, dura fue la lucha para los sectores populares, trabajadores y sindicatos; pero aun de las angustias y sinsabores, afloran lecciones y por qué no decirlo momentos de gloria y coraje; y de esto último creo que la Universidad de Panamá y sus dirigentes universitarios alcanzaron, con majestuosa dignidad, un sitial importante en esos instantes dolorosos de la Patria.

El papel que jugaron las estructuras universitarias, auditorios y paraninfo, que sirvieron de vivero para la convocatoria, el debate, la reflexión profunda y de altura, sirvieron de línea orientadora al gobierno del Presidente Roberto Chiari para las acciones futuras con el gobierno agresor.

“La sangre de los estudiantes, fue un precio inmenso que pagó Panamá para conmover por vez primera el amable inmovilismo del status quo canalero”, señalo en uno de sus escritos el periodista argentino Gregorio Selser.

Hoy recordamos a nuestros héroes caídos en esos días aciagos de enero de 1964; hoy recordamos eses coraje de los institutores y de su dirigencia; creo que también tenemos que recordar el papel destacado que jugaron los universitarios y las autoridades de la Universidad de Panamá en esos momentos fundamentales de nuestra historia nacional.

Los días subsiguientes fueron de intensa efervescencia en la Universidad.  El Consejo General Universitario aprueba una Resolución condenando los actos y solicita el inmediato rompimiento de relaciones con Estados Unidos.  El Paraninfo universitario volvió a ser escenario importante y marco del Congreso de la Soberanía Nacional. El Frente de Reforma Universitaria, la Federación de Estudiantes de Panamá, la Unión de Estudiantes Secundarios, el Colegio de Abogados, Sindicato de Periodistas, el Sindicato de Trabajadores de Bananas de Chiriquí y Bocas (SITRACHILCO), llevan a cabo sesiones permanentes en nuestros predios; en fin la Universidad de Panamá, en ese momento, se convierte en  el centro motor de la Dignidad Nacional.

Creo obligante señalar los profundos planteamientos que articularon en torno a los incidentes de los aciagos días de enero, los dirigentes universitarios Víctor Ávila, Adolfo Ahumada, Cesar Arosemena, Cesar Carrasquilla, Humberto Harris, Eligio Salas, Floyd Britton y otros, porque contribuyeron a la motivación del espíritu nacional.

“En el amanecer de los pueblos cuando los hombres viven luchando a brazo partido con la naturaleza avara, es indispensable ser fuertes y valientes para asegurar la libertad del grupo”.

 

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