Retroceder para poder vencer

Años y años de problemas sin resolver, de curitas mal puestas y de una frustración social latente han llevado a que la protesta ya no sea un método de conseguir ser escuchado sino de presionar para lograr lo que queremos, a costa de lo que sea y pasando por encima de quién sea.
Las manifestaciones ya no son muestras de civismo, se han convertido en el espacio de los delincuentes para aprovecharse y crear caos.
No podemos querer hacer, deshaciendo. Queremos una patria justa, queremos inversiones, trabajo, seguridad, pero se destruyen estructuras, vandalizan negocios y destrozan el ecosistema y las carreteras. En el momento en que se pierde el norte, en que como ciudadanos permitimos que el caos se apodere de los espacios de protestas, donde el diálogo no es opción para lograr el objetivo, ya no tiene sentido. La patria es todo y somos todos. La protesta reivindica derechos no destruye; la protesta permite los disensos, no se hace oído sordo de las necesidades que pueblos que hoy no tiene servicio de electricidad o agua potable. Es momento de hacer un alto y darnos cuenta de que en la vida en ocasiones hay que retroceder para poder vencer. * Periodista.