Opinión

Salvemos el paraíso turístico de Taboga

03 de enero de 2022

Desde que tengo memoria visito la Isla de Taboga. Se convirtió en parte de mi vida y muchas personas que me conocen saben que trato de pasar los fines de año en la isla para poder entrar al mar el primer día del año de espalda. Algunos se preguntarán sobre el porqué entrar de espaldas el primer día del año al mar.

La respuesta a esta pregunta la tenía mi madre, Quina. Todos los años recuerdo a mi mamá, que me hacía acompañarla a entrar al mar de espalda, con miel, centavos y otras hierbas aromáticas, que en alguna forma iban a definir que el año nuevo iba hacer de mucha salud, prosperidad, amor, etc. Lógicamente esa tradición de mi madre ahora la practico con mi esposa, hijos, familiares y amistades que nos acompañan en la jocosa ceremonia.

Como lo expliqué, este fin de año lo pasé en Taboga y para mi sorpresa veo que hay que apoyar a la isla más de lo que pensaba. En meses anteriores escribí en este mismo espacio un artículo sobre la historia de Taboga y dos de los problemas que hay que resolver. El tema de agua potable para la población y los turistas, y el tema de las aguas servidas o residuales que desembocan en algunas de sus playas.

En ninguno de los dos se ha visto un interés por las autoridades en resolverlo. Actualmente no hay agua potable frecuente, cuestión indispensable para la explotación de este paraíso turístico. Las autoridades deberían hacer sus mejores esfuerzos para crear una línea de agua potable que venga desde Veracruz.

Así mismo se debe trabajar en el tema del sistema de acueducto de aguas servidas, que si no me equivoco se trató de hacer en el gobierno de Mireya Moscoso, pero como siempre no lo terminaron y los dineros no se dónde fueron a parar. Más preocupante aun, fue lo que vi en algunas de las calles este fin de año.

Algunas tuberías de aguas negras rotas que mantenían un olor nauseabundo cuando pasabas cerca de ellas, entrando en contradicción por lo que es reconocida la isla, como la Isla de las Flores, por las buenas fragancias que las mismas despedían cuando caminabas las veredas.

También quiero llamar la atención a un decreto que se dio el fin de semana por la Alcalde de la isla. El fundamento del mismo es que el transporte y consumo de comidas puede representar una fuente de contaminación y propagación del COVID, por lo que se prohíbe que los turistas puedan traer comida y bebidas.

Sobre esto quiero hacer unas observaciones. En primer lugar cuando se va tomar una decisión se este tipo hay que avisarla con el tiempo suficiente para no perjudicar a personas que llevan sus comidas y se les diga a la hora de abordar la lancha de pasajeros que ya no es permitido. Eso crea un disgusto y pérdidas económicas para los que iban para la isla y decidieron no hacerlo por el inconveniente.

Cuando esto ocurre las repercusiones se dan en contra de los pobladores de Taboga, que no tuvieron nada que ver en esa decisión. La segunda observación va dirigida a que si ese fundamento tuviera algo de lógica, nadie podría llevar alimentos a ningún paseo y se prohibirían a lo largo y ancho de un país.

Pienso que la Alcaldesa debería analizar con su equipo la decisión tomada porque al final podría causarle más perjuicio a la isla que beneficio. Ya hay una gran cantidad de comentarios en las redes sociales y medios de comunicación, que no le hacen ningún favor a la isla, ni a sus habitantes y comercios.      

Magíster Pedro M. Meilán 
pedro.meilan@meilanya

 

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