Opinión

Un hombre de aviación

01 de octubre de 2024

La aviación panameña desde su inicio, no contaba con una historia, sino que fue hasta el año 1928 cuando el presidente de la República Rodolfo Chiari, se interesa, y logra invitar a Panamá a uno de los iconos de la aviación mundial, el estadounidense Charles Lindbergh, para que despertara interés en la actividad aeronáutica local.

Esto se logró. Por eso, un sinnúmero de panameños se animaron y forman parte de esta historia, entre ellos el capitán Jorge Rodríguez, un hombre de aviación que lo lleva en la sangre.

Fue exdirector de la Autoridad de Aeronáutica Civil, piloto de los dos expresidentes panameños Ernesto Pérez Balladares [1994-1999] y Mireya Mocoso [1999-2004]. Comandó la aeronave HP1A.

Tiene en su récord, según nos narró, 37,780 horas de vuelo como piloto comercial. Su larga trayectoria la inició en el año 1957, cuando por primera vez tomó los controles de un avión Piper J3 Cub, en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, en el viejo aeropuerto en estos terrenos que ahora está la urbanización San José.

Fueron los primeros pasos: le acompañó como piloto el capitán Toto Mato Galindo, en la empresa de aviación la cual era su dueño Don Aristides “titile” Abadía.

Para el año 1957, empieza sus prácticas de vuelo, su instructor el Capitán Américo Abadía, comando un avión Piper Cruiser que le colocaron como nombre ‘La Emperatriz’.

Amplió sus estudios en la escuela de Aviación American Flyers de Fort, en Texas Estados Unidos, con un grado final de 98%.

El capitán Jorge Rodríguez, un hombre campechano y de buen humor, nos dijo que cruzó el Atlántico en el Jet HP1A.

Nos contó una anécdota durante el régimen militar del general Manuel Antonio Noriega, cuando se le encomendó la misión de trasladar a Panamá a un grupo de estudiantes chilenos que habían solicitado asilo político a raíz del Golpe de Estado en 1973 contra el presidente Salvador Allende.

La misión fue a las 4:30 am, y para aterrizar en Panamá se usaron las luces de cuatro vehículos para alumbrar la pista. La misión se culminó satisfactoriamente. Como representante del Estado, viajó el mayor Nivaldo Madriñan (QEPD), de las Fuerzas de Defensas, y el Capitán Miguel Von Seidlitz, y como copiloto, el capitán Gumercindo de Vega.

Nos cuenta que es el piloto panameño que ha volado 36 horas continuas en distintas aeronaves.

*El autor es periodista.

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