¿Y si el Tour acabara decidiéndose en un descenso?
Digne-les-Bains (Francia) (AFP) - El espectacular descenso del Col de Manse, el lunes en la 16ª etapa del Tour, marcada por las demostraciones del eslovaco Peter Sagan y del italiano Vincenzo Nibali, pone de manifiesto la importancia de este ejercicio, en la semana decisiva de los Alpes.
En los próximos cuatro días, en los que se ascenderán y descenderán cerca de una veintena de puertos de montaña, se pueden marcar diferencias entre los favoritos en las subidas, pero alguno de ellos puede perder buena parte de sus opciones en alguna de las bajadas. Una curva mal tomada puede significar la pérdida de un puesto en la clasificación general.
El maillot amarillo, el ciclista británico Chris Froome, estimó el martes que 'el descenso del Col d'Allos será un momento clave, si no decisivo' de la etapa de este miércoles entre Digne Les Bains y Pra Loup. 'Espero que los corredores intenten atacar antes del descenso. Contador, los Movistar (Valverde y Quintana), Nibali... No sería la primera vez que Vincenzo ganase tiempo en un descenso', advirtió el líder de la general el martes en Gap.
El arte del descenso no se improvisa, 'pero tampoco se adquiere forzosamente en el entrenamiento', declaró recientemente el entrenador del equipo francés FDJ Frédéric Grappe. 'El entrenamiento es la carrera', añadió. Ser bueno en los descensos depende de diferentes factores según los propios ciclistas, como el control de las trayectorias, la estatura del corredor o la aprensión de algunos.
- Renshaw, a 107 km/h -
Sobre la aprensión, Peter Sagan no demostró ninguna en el descenso del Col de Manse, cuando en varias ocasiones se le vio 'tumbado' sobre su bicicleta, a toda velocidad, para arañar apenas 30 segundos al español Rubén Plaza, que ganó la etapa.
En los Pirineos, el australiano Mark Renshaw fue 'cazado' a 107 km/h, en una línea recta, cierto, pero donde algunos no se atreven a separar las manos de los frenos.
Aquellos que han practicado la bicicleta de montaña, como el francés Alexis Vuillermoz, figuran entre los más ágiles sobre la bicicleta.
Nibali, considerado como uno de los que mejor desciende en el pelotón, asegura que ya le gustaba ser imprudente 'con siete u ocho años' y que esa pasión aún le dura.
Pero bajar bien también depende de la forma física y de concentración.
'La sucesión de curvas requiere de una anticipación permanente durante un período que puede durar más de media hora. Hay que tener las ideas claras para tomar las trayectorias buenas y dar buenos frenazos si es necesario', explicaba Frédéric Grappe.
- 'Mortalmente peligroso' -
Para los que peor descienden, este ejercicio se convierte en un calvario. El ya excorredor luxemburgués Andy Schleck desarrolló incluso un traumatismo, relacionado con la muerte en el Giro de su compañero belga Wouter Weylandt.
Hace cuatro años, el más pequeño de los hermanos Schleck cedió más de un minuto a sus rivales en el descenso del Col de Manse... el mismo que el pelotón bajó el pasado lunes. Schleck aseguró que 'la gente quiere que la carrera se juegue pedaleando, no en una ambulancia'. 'Todos tenemos una familia en casa y este tipo de llegadas no deberían estar autorizadas. Es mortalmente peligrosa', denunció de una manera que revelaba su angustia.
Al igual que Schleck, Chris Froome tiene un cuerpo longuilíneo, de mucha zancada y con una constitución física con un centro de gravedad muy bajo, lo que no es lo más adaptado para las locas carreras desde las cimas a los valles. 'Claramente, Chris no es el corredor que mejor desciende en el pelotón. Sin duda tiene que tomar más riesgos para seguir la rueda de los mejores', asegura el irlandés Stephen Roche, ganador de un Tour de Francia.
Más cómodo en este ejercicio, el colombiano Nairo Quintana, segundo en la general, podría tratar de aprovecharlo para arrebatarle el maillot amarillo a Froome.