Cultura

Chanel lleva la alta costura a una feria de pueblo

24 de enero de 2023

Chanel introdujo una nota de magia infantil este martes en la Semana de la Alta Costura parisina, con el tradicional desfile de lentejuelas y vestidos dorados en medio de gigantescos animales de cartón, como si fuera una feria popular.

Las esculturas, reciclables, representaban un ciervo, un perro, un pájaro, un elefante y un camello, y fueron traídos al escenario mediante ruedas.

Se trataba de traer el espíritu “de fiesta de pueblo” a la tradicional exhibición de lujo que es la Semana de Alta Costura, explicó la casa francesa.

Un nuevo paso de la directora artística de Chanel, Virginie Viard, para desmarcarse del universo extravagante de su predecesor, Karl Lagerfeld, y sus legendarios shows.

La colección estuvo dominada por el blanco, los vestidos cortos y cómodos. La alta costura aparecía en los detalles, mediante bordados y encajes excepcionales.

En un guiño al decorado, una chaqueta aparecía adornada con una cabeza de perro bordada.

Los vestidos y los abrigos son estructurados, apegados al cuerpo.

Los vestidos largos, de gala, mantienen una linea simple, con combinaciones sin mangas, bordada de flores. Para salir arreglada, pero sin excesos.

Algunas modelos desfilaron con sombrero bombín y corbatín, atrayendo la mirada sobre los labios rojos.

Los calzados son botines bicolor, de punta redondeada, de combinación blanca y negra.

Para el tradicional traje de novia, Viard mantuvo la falda corta, los brazos descubiertos y un corbatín blanco, anudado en torno a un cuello desnudo. Un velo de tul bordado, como el vestido.

Mabille y Fournié, elegancia y ensoñación

Alexis Mabille presentó en la sede de Christie’s de París una colección clásica, con abundancia de vestidos asimétricos, trajes chaqueta de hombros abombados, abrigos que prolongan su cuello hasta ocultar la cabeza de la modelo, en un estilo que recuerda al estilista Balenciaga.

Julien Fournié, otro estilista francés, decidió en esta Semana de la Alta Costura poner de relieve el papel clave que tienen los talleres de bordados indios en las colecciones, no tan solo las suyas, sino la de sus competidores.

Fournié explicó en su nota explicativa como pasó años de fiesta en Goa, Inbiza o las Antillas, buscando “instantes de comunión con la naturaleza”. Pero solo fue testigo, explica “de las derivas” de sus compañeros de aventuras.

Entristecido, decidió dedicarse a la alta costura con un pequeño equipo, y en esta colección primavera verano recuerda esos veranos aparentemente idílicos.

Sus vestidos de satén o lamé, bordados con primor por el taller Shanagar de Bombay, van acompañados por cintas en el pelo con un estilo vagamente años 1960.

La falda, ahuecada, es larga por detrás y corta por delante, para mostrar las piernas de la mujer. Un corsé puede acompañarlo.

Los vestidos de lamé o tul dorado son de tubo, ajustados al cuerpo.

Su vestido de novia es todo lo contrario de Chanel: una exhibición de opulencia, con capas de organza superpuestas, un espectacular bordado de motivos geométricos en la parte posterior. La novia no necesita velo; un bonete de blanco inmaculado, trufado de cuentas doradas, recoge sus cabellos.

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